Dame tu ausencia y déjame ponerla
junto a mi corazón, que se te entrega;
déjame compartir esto que llega
brillando en mi interior como una perla.
Quiero ser la esperanza, quiero ser la
paloma imaginaria que sosiega;
mi alma busca ya como una ciega
la luz que hay en tus ojos: quiere verla.
Dame la angustia cruel que nos separa,
dame la noche extensa que se vierte
por los amplios solsticios de tu cara;
dame la cerradura de la suerte,
para aliviar la sed que se declara
por no poder soñar y por no verte.
© Juan Ballester
Mi admiración siempre sincera por esos sonetos que fluyen y se encabalgan con tan aparente facilidad (lo que quiere decir que están tan bien hechos que ni se nota el supuesto artificio que su trabajo conlleva).
Un abrazo, poeta.