De la tristeza y otros trámites. Por Juana Fuentes

 

                         Y apura
                         el fulgor del relámpago.
                         Después,
                         tiempo tendrás para seguir muriéndote.                         

Eloy S. Rosillo

El fulgor del relámpago

 

No dejes
que miren con añoranza tus ojos 
los días que te arrancó el verano, 
ni que tus dedos se detengan 
a dibujar de nuevo el borde 
de alguna sombra 
mendigada a tus sueños.

                                    Observa
la belleza de un pájaro en su vuelo;
de una hermosa puesta de sol, su luz intensa.
Abraza también el perfume 
impregnado en el tronco de un árbol.
Y mira y huele esos dones
con la gratitud de quien sabe
que presencia un milagro.

                                    Permite
que sea la tristeza 
sólo un simple trámite, un preludio
necesario de silencio para las horas
que llegarán cargadas
de gozo.

                                   Y apura,
cuando te alcance,
el fulgor de cualquier acaso 
que pensaste inconcebible.
Apúralo con conciencia.
Que fecunde su brillo 
con tal exaltación tu memoria
que ganas no te queden,
después,
de seguir muriéndote.

 

© Juana Fuentes

Blog de la autora

 

6 comentarios:

  1. Clara Menéndez

    Cuánta falta nos hace tu canto a la esperanza. Escribiré en mi espejo, para leerlo todas las mañanas:

    «Permite

    que sea la tristeza

    sólo un simple trámite, un preludio

    necesario de silencio para las horas

    que llegarán cargadas

    de gozo.»

    Gracias por compartirlo. Lo he disfrutado y, con tu permiso, lo disfrutaré.

  2. Precioso poema lleno de esperanza Juana. Besos

  3. Elena Marqués

    Que la tristeza solo sea un trámite para ti.
    (Aunque, egoístamente, si de ella brotan esos poemas, te podías sacrificar un poco.
    No, mejor, me quedo con la luz y completo así la frase que te ha señalado Clara:
    «Y apura,
    cuando te alcance,
    el fulgor de cualquier acaso
    que pensaste inconcebible.»
    Un fuerte abrazo.

    • Luz, querida Elena, la que tú nos das con tus maravillosas palabras. Que siempre permanezca contigo, y por ende a nuestro lado.

      Un beso.

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