A estas alturas ya resulta inútil
revestir las palabras con palomas,
pintar en mis paredes nombres tiernos
o llenar de inocentes fantasías
la cama en donde muero cada noche;
nada puede calmar tantas carencias
de cosas cotidianas:
la falta de un café frente a tus ojos,
el susurro de un verso en los rincones
más silentes del parque
o el abrigo del cómplice desnudo
para acallar el tedio de un domingo.
De nada sirve este disfraz de verbos,
esta resignación en la esperanza
donde oculto mis ansias repetidas,
si al cabo soy cobarde cuando importa
y no te digo a solas lo que siento.
Mari Cruz Agüera
Autora del libro Palabras para tirar del puente.