Vengo de otra galaxia
donde el encantamiento
asume que en el mundo
somos papiroflexias invertidas.
Los pétalos me hacen un tatuaje
en el vientre del miedo
y una belleza nítida
manifiesta palabras envolventes
en mitad de los círculos de los desposeídos.
Las claves del inicio
se parecen a nubes de papel
en ausencia de todos los presagios.
Me entretejo con transeúntes
y siento que los nadies
son compañeros de la luz.
Y ahora resulta que la nada
es parecida a zombis que descansan
viendo televisión desde su nido.
Camino por ciudades donde hay sombra
en aceras sumidas en nostalgia.
Me acerco a los umbrales del subsueño
en los supermercados de los títeres,
donde hay primas de riesgo que superan
el pánico del hambre y de la herida.
Yo soy una mujer
que espera del silencio una respuesta.
Vengo en misión de paz
a través de galaxias y de cuásares.
Los círculos del miedo
están desactivados en mi mente.
El don de profecía
me ha sido concedido por la fuerza
en un pequeño bosque.
A veces el instinto de la niebla
no sabe rescatar de los infiernos
lo que emerge
de un cuerpo
en su condenación
a la piel sumergida en simulacros.
Ana Muela Sopeña
Blog de la autora
Hola Ana, es un poema excepcional con tonos mágicos, donde puedo apreciar entre otras cosas y con claridad ese oscuro retablo de la situación actual que estamos atravesando.
¡Me ha llegado mucho!.Te envío mis saludos poeta.
No sé si todos los momentos serán iguales para trí. desde luego no es mi caso, pero me alegro de esa fuente que muestras en las manos o en la boca o en ti para dejar palabras sembradas por doquiier y bellamente enlazadas. Como ves te encuentro en sitios dispares. Aquí dices ser «una mujer que espera del silencio una respuesta». No te canses, Ana. El silencio no habla. Tú eres la vida arriesgándote a definir cada espacio de silencio con tu palabra. Al menos erso pienso. Un beso