Hoy os quiero leer un poema muy especial, es una historia que seguro que muchos conocemos y que viví un día de invierno en la playa.
Porque ¿alguien no conoce a una persona que se haya quedado sola y que su edad le haga pensar que ya no merece la pena vivir?
Hoy os queremos invitar desde este poema a que, si tenéis cerca a alguien así, que paréis un poco el tiempo y le dediquéis una sonrisa o, tampoco nos cuesta tanto, le preguntéis si necesita alguna ayuda…
Para Paco, que esa mañana paseaba con sus recuerdos
Estoy sentada en
un banco del puerto
y traduzco,
melancólica,
los versos callados
de las
olas
(me empapan
sus palabras sin voz.)
Dos hombres se cruzan
frente a mis ojos.
Caminan ambos
bajo el sol,
absortos en sus pasos
llagados de vida.
Se saludan,
se abrazan…
¿Por qué no llevas
sombrero?,
pregunta el más alto,
rozando suavemente
aquella calva
llena de noches
y de lunas.
Lo olvidé,
lo perdí;
pierdo hasta
las frases antes
de hablar…
Le diré a mi mujer
que te traiga uno
del pueblo,
le susurra enternecido
su amigo.
Se despiden
suavemente
y alimento mi pena.
Observo como
uno de ellos
se ha roto
en fragmentos.
Más viejo,
más solo,
más perdido.
El que no tiene
sombrero,
el que pierde las frases
antes de hablar,
no tiene mujer.
También la perdió.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora
Sin duda un poema para meditar, felicidades, un abrazo
Yolanda: Tu poema contiene imágenes …que llenan de ternura.