El enfermo de retórica. Por Juan Ballester

Juan Ballester - Caballero Poeta

A veces siento en mí como un pleonasmo,
y he de coger papel con entusiasmo.
Desconozco el origen de ese síndrome
que me lleva al retruécano y palíndrome,
a la anáfora, al símil, a lo lírico,
al duro hipérbaton, al panegírico,
al epíteto, al zeugma, a la sinécdoque,
pero acepto de buen grado sabiendo que
también puedo encontrar, sin que se note
un verso que me sirva de estrambote,
o en medio de una atroz prosopopeya,
cualquier composición genial y bella.

Basta llevar el ritmo, y no protesto
aunque me falle un pie o sea anapesto.
Y si me duele el alma, me anestesio
soñando un madrigal o un serventesio;
total, no he de caerme del andamio
por mucho que no salga epitalamio,
y no echaré a perder ningún poema
por culpa de un malvado epifonema.

Y la musa me ha dado su diagnóstico:
mi enfermedad la causa algún acróstico,
y me manda que haga greguerías
-para aclarar la voz- todos los días,
aunque incurra en tremendo anacoluto,
que eso no me preocupe en absoluto.
Y que si alguna vez me duele un hiato
la sinalefa hará que pase el rato.

 


© Juan Ballester
Caballero poeta de Canal Literatura
Blog del autor

Foto:©Joaquín Zamora

Un comentario:

  1. Nadie como Juan Ballester para hacernos disfrutar con el lenguaje y arrancarnos una sonrisa incluso un lunes de septiembre.
    Muchas gracias, amigo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *