El pasado era nuestro: no tenía ni nombre
Lo pusimos todo del revés:
el tiempo
el espacio
la geometría
la gramática
las letras
el anhelo
las esperanzas
la ciudad
las calles
las caricias
y los puntos suspensivos…
Empezamos otra vez,
a veces todo estaba en su sitio
y, a veces, estaba todo del revés.
El pasado, el presente y el futuro era nuestro,
dejamos al cielo sin nombre
y le regalamos un beso.
Mónica López Bordón