Me he convertido en el vagabundo errante
que surca mil senderos de búsqueda por el abandono,
por el escaso fuego de una pasión repleta de silencios,
de palabras furtivas que naufragan
bajo la luz de la luna, reflejada en mi ventana.
Me he transformado en una sombra torturada
por el recuerdo de tu mirada llorosa al decirte
que todo ya se acababa, que mi mano tendida
quedaba sola, a la deriva entre las sábanas
aún calientes por tu recuerdo.
Lo triste no está en que no te quieran,
sino en que no te devuelvan un sentimiento,
un guiño cómplice de pareja, de compañera,
de sonrisa sincera al compartir un abrazo,
un viaje astral al fondo de nuestra quimera.
Soy de nuevo un poeta que surca el arco iris
sorteando las nubes negras que presagian tormenta,
que se miente al no volver a verte, pues se muere
por encadenarse a tu cuerpo de nuevo y no soltarse,
y atarse de por vida, para siempre…
Y mientras te anhelo, camino bajo cipreses
amparado en el triste consuelo de respirar todo
aquello que tú respiras, de ver, sentir, mirar y tocar
todo aquello que tú ves, sientes, miras y tocas al recorrer
esta inmensidad con tu propia soledad impuesta.
Yo, mientras, te sigo a distancia por este túnel
que arrebató la ilusión en nuestra historia de amor,
y lo hago sin respirar apenas para que mi aliento
no desbarate las cenizas que permanecen en el fondo,
donde yacen las letras de este poeta…
el poeta que escribe sus versos más tristes
con la inspiración puesta en lo que fuimos,
lo que sentimos mientras estuvimos juntos
en un breve viaje de idas y venidas, ausencias
y llamadas en espera sin contestar.
Sólo al final de este poema iluminado por la luna
se contempla la imperiosa necesidad de que vuelvas,
de que te matricules en septiembre en la escuela del amor,
y que sepas responder a un abrazo, un beso, una mirada,
un silencio… a los versos de este poeta
que surca el arco iris intentando,
sin éxito alguno,
sortear las nubes que presagian tormenta
en forma de tu nombre y tu persona,
tu recuerdo… y tu mirada al decirme,
entre lágrimas… «no te vayas».
PD.
SIGO AQUÍ.
© Isidro R. Ayestarán, 2008
NOCTURNOS www.isidrorayestaran.blogspot.com
Gracias Isidro, todo el poema me tocó.
Un abrazo desde México.
Jorge Mondragón