El sol que se descuelga de las lámparas. Por Luis Oroz

Luis Oroz

EL SOL QUE SE DESCUELGA DE LAS LÁMPARAS

Después de que un ladrido nos despierte
y se frote los párpados el tiempo,
cuando el mundo parezca una diana
donde clavar los años
que rompieron su punta contra la soledad,
aprenderé a buscarte,
a indagar en la prisa con la que descosías
el abrigo del beso,
con la que respondías
cada vez que un vacío preguntaba por ti.

Porque la compañía es más bien la costumbre
de mirarse a los ojos,
esa calle redonda por donde se cruzaron
tus esperanzas y mi juventud.

Aprenderé a buscar el calor extranjero
de la luz familiar,
el sol que se descuelga de las lámparas
cuando escampa el azul de la memoria,
la distancia final del susurro al abrazo
y aquella carretera en la que abandonamos
al cachorrillo de la intimidad.

Hay otras formas de silbar al miedo.

Pero el amor, mamá, es un perro dormido,
un animal que ladra las caricias
desde el profundo sueño,
y que logra encontrar en su inconsciencia
aquello que la vida solo pudo enterrar.

Luis Oroz

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Un comentario:

  1. Precioso y emocionante. Gracias, señor Oroz.

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