Junio. Por María Dolores Almeyda

junio

Indeseable habías de ser, vulgar y chapucero

Jugando a ser el centro de un estado de extremos inquietantes.

Canalla insolidario, Junio farsante

Creyendo ser el inventor del sueño de soñar el sueño más perfecto.

Patético payaso predecesor de un tiempo de soledad inerte.

Junio asesino que vuelve la mirada hacia el cadáver

Por ver si después de haberme muerto sigo latiendo aliento de esperanza.

Cobarde lamedor abriéndole la puerta a los veranos,

Descosiendo las grietas la herida, lanzando dentelladas sobre la piel vencida

y agotada

Inútil y maltrecho, atroz caricatura de un mes que pudo ser la pieza más querida

Y sólo fue rompedor de ilusiones, el cumplidor de la orden vengativa,

Deshacedor de sueños, rufián de rufianes, grotesco y repugnante…

Ya sé que no tengo vacaciones, que no aprobé la historia ni el lenguaje,

Que la filosofía me puede y me rechaza, que el cálculo no va con mi ciencia inexacta,

que de todas las materias de la vida no apruebo ni las ganas de vivir.

Pero ya me decían, me avisaban

Que éste Junio no tiene solución, que es corruptible, sobornable,

Es un hijo de nadie, un bulto contrahecho

Del que nadie quiere hacerse responsable,

Una flor sin olor nacida en el barbecho.

Junio…

Incensario de Corpus Incorruptos, rústicos y silvestres jaramagos

Alfombrando las calles del divino cortejo; asistencia obligada o te quedas sin dioses.

Verbos irrepetibles, inconjugables aún, a estas alturas…

Yo te ofrezco mis venas para que las abras

Y si no, te doy el corazón para que muerdas. Los meses no tienen corazón,

pero tú podrás sobre el mío ejercer la ceremonia de la muerte.


María Dolores Almeyda
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