La mutua simpatía. Por Juana Fuentes

ojos

La mutua simpatía

La mutua simpatía

A veces uno no se explica cómo
es posible que sin que apenas medien
las palabras aflore y se sostenga
eso que llaman “la mutua simpatía”.

Sólo sé que bastó con mirarnos
entre tu silencio y el mío,
para presentir que ese manto verde
que se derramaba de tus ojos
debía de ser un confortable lugar
para que la amistad se alojara.
Que eras como la copa encendida
de uno de esos árboles tan regios
que atraen desde su luz reverdecida
a criaturas inquietas,
y con sosiego las mecen entre sus ramas
inmunes al viento.

Después se sucedieron diez años
entre más silencios y sinceras sonrisas sin mueca,
hasta que -y de nuevo sin apenas palabras-
supe que el destino nos unía.

Han transcurrido otros tantos más hasta hoy
en los que el cálido silencio fue dejando paso
a las palabras sentidas,
incendiadas de aliento y de luz.
Y ya se aproxima el día en que habremos
de festejar las despedidas.
Habré de contener las lágrimas
para que desde ese mismo instante,
e indefinidamente,
sin contención,
sin apenas medida,
se desboquen todos los recuerdos.

© Juana Fuentes

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