LA TERCERA PERSONA
Hablaba de partir,
de atravesar
la vida
con la espada de todas sus derrotas.
Hablaba de esperar lo inesperado,
de convertir en náufrago
al dolor que salvó de sus barcos hundidos.
Hablaba de doblar sus realidades,
de ser su propio mapa
y juntar en sus manos los extremos del mundo.
Hablaba y esa voz
(como un gran círculo)
rodó por la tristeza hasta llegar
otra vez a las fauces de sí mismo.
Hoy ya no dice nada,
no habla de partir,
ya nada espera,
y fue la realidad quien dobló sus rodillas
ante ese dios ateo
que llaman esperanza.
Escribe para ser
lo que no escribe,
engulle su verdad,
calla sus pasos,
y va pisando el miedo
como quien pisa hormigas
que arrastran (no lo olvides)
30 veces su peso.
Él refleja sus días en la piel de un extraño
y subraya su nombre;
la tercera persona
del singular espejo de su vida.
Luis Oroz
«Escribe para ser
lo que no escribe…»
Me parece un poema impresionante, con una fuerza que te arrastra al fondo de ti mismo. Puro pensamiento y pura poesía.
Soberbio!!
Enhorabuena por esta maravilla.