Mañana.
Mañana, que ya será tarde para mí en la congoja,
rescataré con sorpresa
única raíz y dos tristes hojas.
Yo me duelo en mí
porque sólo mía es la culpa
y solo mío el desdén con que me miro.
¿Acaso no es la pena
el peso que la espalda me abulta?
Mañana, que será ya tarde para mí en la inopia,
absolveré al Verso de la carga que lleva conmigo
haciéndome facsímil y no una simple fotocopia.
Yo me duelo de mí
porque a nadie más le importa
y justo es nadie quien sabe de mi sal.
¿Acaso no es sentir el alma quebrada
un preludio de la muerte que viene y va?
Mañana, aun tarde para mí,
ese Sol con sus nubes
y esa Luna de infinitas estrellas
seguirán, por mi mano, en el Cielo.
Para ti.
Verónica Victoria Romero Reyes
Atraméntum.
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