MANOS CALLADAS
Hoy todavía en el mundo,
existen manos calladas,
que entregan el corazón
su vida y hasta su alma.
Con ese gesto tan noble
de amor, despiertan al alba,
ofreciendo al desvalido
y al que sufre, paz y calma.
Manos que al viento os alzáis
sedientas de una esperanza,
yo os admiro porque dais
toda una vida por nada.
Hay conciencias que os acusan
de cinismo y arrogancia,
conciencias que solo entienden
su propio puño y espada.
Manos grandes, manos chicas,
manos negras, manos blancas;
sois siempre las mismas manos
tantas veces levantadas,
por tantas razones justas
que no fueron escuchadas.
Manos que al viento os alzáis
sedientas de una esperanza,
vosotras, tan predispuestas,
siempre seréis ignoradas
por esa crítica innoble
de la incomprensión humana.
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Juan A. Galisteo Luque
Del libro: Café Boulevard
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Imagen: Gentileza Fotos Pixabay