Dos semanas como una estudiante;
viviéndome a pelo,
a contracorriente de
mi sangre y
chupándome yo solita
los sueños.
Hoy os dejo este poema
que siempre me gustó
porque cuando uno se va
y quiere volver
es porque en su maleta
siempre hay un sitio
imprescindible
para la ternura.
Se hace tarde y
he de preparar el equipaje
(te echo
tanto de menos
cuando viajo…).
Pliego tu piel
suavemente,
procurando que las esquinas
de la cremallera
no te atropellen
(tu piel
huele aún
a mi saliva
y ocupa casi toda
la maleta).
En los bolsillos
van mis medias
y tus dedos,
esta vez
sólo me llevo
uno
(a tu dedo,
el corazón,
le encanta
viajar).
Descuelgo la
camisa dorada
que tanto te gusta,
y cansada,
me siento
a ordenarme.
A la derecha
pongo un trocito
de tu boca;
aún me caben
un par de
zapatos cómodos
(te echo tanto
de menos
cuando paseo…)
Se hace tarde
y he de terminar.
Doblo mi tejano
favorito y
un pensamiento
extenuado:
te echo tanto
de menos
cuando viajo…
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»