Mis ojos inservibles
Esta tarde, cuando por un instante
se me escapaba
-y tú con ella-
la vida, la he visto pasar
frente a mí con los ojos
sobrecogidos
de aquel que no comprende
lo que unos segundos de claridad
pueden mostrarle.
Han sido ellos, mis ojos,
nublados como lucernas de un barco
desorientado que sólo gobierna
la tempestad,
los que me han mentido al negarme
que pueda subsistir la dicha
si no hay dolor que la realce.
Y ya sin agua que derramar,
se han empequeñecido
-y yo con ellos-
como esos objetos inservibles
que quedan guardados en un cajón
que nadie se acordará de abrir
en muchos años.
© Juana Fuentes