Monólogo de una piedra (y 2)
La romería me pasó por encima.
Vi cosas que no debo contar,
sentí las pisadas de los bueyes,
y el roce de volantes enlodados…
La mandíbula la llevo caída,
no sé si de burla o de susto.
Solo pido que la misma mano
retire las piedras que por gusto
me puso de ojos
intentando en vano
hacerme disfrutar
como los humanos.
Dorotea Fulde Benke
En cuestiones de romería, estoy con la piedra.
Un abrazo.
Haberle sacado los ojos, en vez de ponérselos, hubiese sido piadoso, y me parece a mí que en las romerías …
Enhorabuena; nada fácil hacer transmitir incluso a una piedra.
Nada fácil hacer una historia con una piedra y menos un poema. Me ha gustado.
Audaz esta piedra que reclama su naturaleza.Ellas no van de romería, la sufren.
Que bien se expresa esta piedra por cierto, Dorotea 🙂