PALOMA AL VUELO
Que vuelen las palomas,
esas palomas blancas,
por los altos tejados
de teja y de pizarra.
Que olviden, si es que sufren
de pena y de nostalgia,
y jueguen con los niños
en los parques y plazas.
Yo les daré mi pan,
también tiernas migajas,
a esos gorriones pobres
que acercan su mirada.
Que vuelen las palomas
su idílica semblanza,
por los prados y campos
de amapolas calladas.
Y, en el bosque quemado
de robles y de hayas,
encuentren el cobijo
que no cercó la llama.
Que vengan las palomas
con su eterna esperanza,
que se acerquen sin miedo
al rincón de las almas;
que ya, sin alegría,
viven acongojadas,
por tanto desencuentro
que no sirve de nada.
Yo sé que ellas me oyen,
pero, si no escucharan,
ya no estaré callado
y volveré a llamarlas.
Que vengan las palomas
con su humilde elegancia,
volando desde el cielo
con el viento de cara.
Que regresen de nuevo
sus mágicas palabras
y traigan un remedio,
no la desesperanza.
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Juan A. Galisteo Luque
Del poemario: Versos y paisajes
Imagen: Gentileza de fotos pixabay
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