Me pesa el corazón (ha engordado)…
Cuando era joven, vendí las acciones de mi empresa y compré mi vida.
En mi ordenador,
es decir,
en mi mesa de
trabajo,
hay un montón
de chatarra emocional:
un plato con restos
de la manzana que
me comí a
media mañana,
una botella de
agua de diseño
que me traje de
un restaurante
(incluida la vergüenza
de mi hermana)
y un globo
que de vez
en cuando
inflo con tus
besos
(con lengua,
por favor).
También vive
una bota diminuta
de mi hija
que me sirve de
lapicero y
una muñeca
parida con
chapas de
cerveza.
En la mesa
donde me inspiro
hay de todo,
como en mi
corazón,
que está plagado
de rubíes
destrozados y
nuevos,
de abrazos hasta
doler
de fuertes y
bellas cartas
de amor
de desconocidos.
Por eso,
para sobrevivir
fuera de
él
(de mi corazón)
necesito tan
poco,
porque todo
lo llevo
dentro.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora