Ayer vi a un amigo triste (y eso que era feria…)
El amor,
la enfermedad más contagiosa de la historia.
Así que hoy, le doy esta receta para intentar ayudarlo.
.
Prendo mis ojos
con los dedos
y me los cambio
de sitio .
Últimamente veo
demasiado
alto y
ayer,
casi piso
un recuerdo
que estaba
dormido.
Después,
me aliso
el pelo.
Estos rizos
indomables
no dejan
que pase la
luz a mi
cerebro y
lo necesito
fresco
—en carne viva,
diría mi
madre—.
Y multiplico
mis dedos
hasta llegar a
cien
(tu número
favorito;
nunca supe
por qué).
Lo último y
lo más importante,
será afilarme
las uñas
como puntas
gélidas de
un bolígrafo.
Es lo único
que me falta
para,
cuando
me vuelvas
a engañar,
tacharte.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»