Recuerda: nada tienes además del camino,
todo es frágil, volátil, tan extraño y lejano,
sentirás cada brazo tan plomizo y cansino
cuando se vuele el ave que tuviste en la mano.
Aquello que encerraste con tu invierno mezquino
se poblará de alas al llegar el verano,
será una dulce uva perdida en dulce vino,
vano copo de nieve de algún paisaje cano.
Y al llegar la alborada donde nada poseas,
acaso con más calma, con más paciencia veas
que aquello que ha escapado toma un sentido inverso:
al estar ya vacíos tus arcas y tu pecho
podrás volar liviano dando al cielo por techo
y sentir como tuyo todo el vasto universo.
Marcelo Galliano
Argentina