Este poema
es típico por
las olas que
muerden la
tarde y
por tu pelo
que riza
la espuma.
Por el sol
que se cae
de viejo
mientras se
esconde
entre tus
vértebras y
por tus piernas
en la arena.
Ambas revueltas y
tú manchada
(cómo me gustas
cuando te sientas
en la orilla y
el barro te
navega los
muslos).
Este poema
es típico
porque describe
el atardecer
maravilloso
de un enamorado.
Entonces:
¿Qué es lo que
lo aparta de
lo común y a mí
de tu lado?…
Que mientras te
hago una
foto y te
deseo,
tú no dejas de
mirar al
mulato de
gimnasio que
se pasea
glorioso
por
la
orilla.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora