Serenidad. Por Emilio Aparicio Díaz

serenidad

 

Esto es lo que os deseo, junto a la salud, para el próximo año. Que nada rompa vuestra calma; que abandoneis a los hijos ilegítimos de vuestra serenidad…

 

SERENIDAD

 

El pasado viene como un niño

agarrado a tu pernera.

No quiere que avances

a menos que lo cojas en brazos

y le dirijas unas palabras de consuelo

hasta llegar al hogar.

Tanto lo has malcriado,

acunando un falso sufrimiento,

que no te deja ahora

ser el padre huérfano de hijos

la tierra calma y en barbecho

la oscura sementera

que vive en el vacío.

Sin embargo, hoy,

has sentido la piedra caer de tu vientre

los dedos del tiempo dejar de apretar

tu columna.

Porque no son niños inocentes

si te cubren de musgo las horas

y desgastan la madera aún con sabia;

porque son hijos de nadie

si marchitan el ahora

con reclamos de memoria y cicatriz.

Sin embargo

bajalos de tus hombros con cuidado

descuelga con ternura

su abrazo dormido de tu cuello;

supón

que sus huesos son frágiles:

deposita con delicadeza

sus piecitos en la nada

y haz de padre por última vez,

acariciando su rostro soñoliento

y taciturno,

antes de darte la vuelta

tras abandonar para siempre

a tus hijos ilegítimos.

 

Emilio Aparicio Díaz

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