Esto es lo que os deseo, junto a la salud, para el próximo año. Que nada rompa vuestra calma; que abandoneis a los hijos ilegítimos de vuestra serenidad…
SERENIDAD
El pasado viene como un niño
agarrado a tu pernera.
No quiere que avances
a menos que lo cojas en brazos
y le dirijas unas palabras de consuelo
hasta llegar al hogar.
Tanto lo has malcriado,
acunando un falso sufrimiento,
que no te deja ahora
ser el padre huérfano de hijos
la tierra calma y en barbecho
la oscura sementera
que vive en el vacío.
Sin embargo, hoy,
has sentido la piedra caer de tu vientre
los dedos del tiempo dejar de apretar
tu columna.
Porque no son niños inocentes
si te cubren de musgo las horas
y desgastan la madera aún con sabia;
porque son hijos de nadie
si marchitan el ahora
con reclamos de memoria y cicatriz.
Sin embargo
bajalos de tus hombros con cuidado
descuelga con ternura
su abrazo dormido de tu cuello;
supón
que sus huesos son frágiles:
deposita con delicadeza
sus piecitos en la nada
y haz de padre por última vez,
acariciando su rostro soñoliento
y taciturno,
antes de darte la vuelta
tras abandonar para siempre
a tus hijos ilegítimos.
Emilio Aparicio Díaz