Soledad
Soledad, querida amiga,Cada tarde junto a mí,Escudera en libros y poemas,
Por las sendas creativas te conocí,
Y sin dudarlo ni un segundo,
Consejos de escritores te pedí.
Soledad, querida amiga,
A tu lado cada día amanecí,
Tu perfume inunda mi cuarto,
Y en cada sala encuentro recuerdos de ti.
Por el parque siempre paseábamos,
Un rato antes de irnos a dormir,
Los dos cogidos de la mano,
Entre abetos y flores carmesí.
Soledad, querida amiga,
Otra vez de nuevo por aquí,
Por favor, si vas a quedarte, dime,
Qué camino he de seguir,
Que la inspiración ya no aparece,
Ni contigo, ni sin ti.
Soledad, querida amiga,
Qué tal te va por ahí,
A qué poeta acompañas,
Que te veo hoy tan feliz.
Soledad, querida amiga,
Me acuerdo tanto de ti,
De tus noches, de tus días,
De tu blanco pedigrí.
Imagen cedida por Alejandro Lopez «Yopuz» bajo licencia creative commons.
Este poema se encuentra publicado en mi blog personal «Confesiones de un poeta borracho». El autor juega con la idea de utilizar a la soledad como la eterna compañera del escritor. La utiliza como elemento abstracto y como elemento físico, siendo igual un acompañamiento ante la falta de compañía y una amante llamada Soledad.