Ser tu amante
no es fácil,
¿sabes?,
ni utilizar
(aunque me arrasen
los pies)
los zapatos de
tacón que
me regalas.
Y para información
de tus
neuronas,
los vaqueros
ajustados
(que tanto te
‘ponen’)
me oprimen
la sangre
y el
corazón.
Ser tu puta
exquisita
todos los martes
me rompe
la cuenta de fin
de mes
(tendré que
probar las braguitas
de los chinos).
Por eso
hoy,
cuando te has ido
de mi cama
para volver
al sexo envidiado
de tu
mujer,
he llorado.
Obscena y
frágil,
rota y
rota de nuevo
como una niña
apaleada
en el
suelo de
tu ausencia,
he llorado…
Recordando cuando,
riéndote de
tu ingenio,
con mi sujetador
de relleno
entre tus dedos
(y de setenta euros),
me has dicho:
amor,
te has
dejado las
tetas
en
el
salón.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora