Ya sé cómo me quieres,
–a tu modo–
tarifa reducida de oficina.
Soy el alegre sueño entre semana
cuando agobian con tantos memorandos
y confeccionas cartas aburridas.
Tu amor se manifiesta en tiempo y forma,
cuando el archivo de tu agenda avisa
que para bien o para mal existo,
y que si pulsas unas cuantas teclas
celebraré escuchar que me recuerdas
y pondré una sonrisa en tus informes.
Otros días la vida te divierte
y yo me pierdo en sombras del olvido,
presa del almanaque sin domingos.
Si no merezco más de lo que tengo,
qué suerte que me quieras sin desgaste
(sólo de cuatro a seis y a tu manera)
y me brindes la escuálida esperanza
para engañar a ratos mi tristeza.
Mari Cruz Agüera