Cual cisne negro que bate sus alas
en medio de otros tantos cisnes blancos,
así me siento yo
en la crispante soledad de mi aleluyada
hermosura.
Desubicada como cual centella negra
entre los arcos diáfanos del arco iris
me deslizo sobre el suelo alfombrado de mis aguas,
poco diáfanas.
Turbulentas aguas.
Turbulentas.
He de encontrar otros cisnes negros
Otros cisnes negros
Otros.
¿Será mi idiosincrasia propia de estas aguas
serviles, falsas y egoistas?
No pretendo aljofares de lagrimas en mis ojos
de cisne negro.
Ni teñir mi negritud con el color
carmesí amarantado de la sangre y del pulso
del amor y de la pasión.
O si?
¿¿¿Sabes que los colores del arco iris cuando giran
en una veleta forman uno blanco y que el negro
es la esencia sustractiva de todos los pigmentos?
Presiento que vine a este mundo pero que
no soy de este mundo.
He de encontrar otros cisnes negros.
Otros cisnes negros.
Otros cisnes.
Otros.
La noche es negra y es hermosa.
Mi piel es negra.
¿y por qué no hermosa?
Hoy acicalé mis alas con entusiasmo
y las batí con elegancia en medio de otros cisnes , blancos,
que ensimismados, las miraron con ojos diamantinos.
Ya no me importa no encontrar otros cisnes negros,
Ya no me importa no encontrarlos.
Otros cisnes negros.
Otros.
Usue Mendaza Urtiaga
No es malo ser cisne negro en esa noche hermosa. Sobre todo sabiendo que «el negro es la esencia sustractiva de todos los pigmentos».
Los cisnes negros tienen mucho que decir.
Un abrazo.