Me gusta
encender,
después de cocinar,
una vela de
vainilla en
la cocina
(mata el olor
a pasado y a
comida).
Hoy,
que he cocinado
tus manos,
he encendido
dos
(olía demasiado
a ti).
La punta
de tus dedos
estaba
deliciosa,
he chupado todos
los versos que
se escondían
en ellas.
Pero también,
—y esto duele—
he chupado
tus miserias…
Por ejemplo,
que nunca dejas
propina en los
restaurantes y que
a los que piden
en las calles,
les gritas
(ahora,
sin manos,
quizás tengas
que pedir
tú).
Y que cuando
vuelves borracho
a casa,
pegas a tus
hijos y a tu mujer
(esto me está
destrozando
el hígado y
tendré que
vomitar).
Pero como
soy poeta
(y bruja),
tengo la esperanza
de que,
sin manos,
cambies.
Por eso he
guardado en un frasco,
para cuando despiertes,
tu hueso más
lindo:
el semilunar,
ese que te recordará
que las manos,
sólo sirven
para dar.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»
Blog de la autora
Ganan las feministas resentidas, (posiblemente con motivos ), por golpeada, ¿Es que nadie es feliz, o que los que somos felices no perdemos el tiempo escribiendo?»
Hay gente feliz, quizá más de la que parece, y más gente buena y prudente que ruidosa. Pero este es un tema sensible que no es tan lejano, por desgracia.
No es cuestión de ser feminista Felix, a veces basta con ser mujer para entenderlo.
Abrazos 🙂
perdona Félix pero creo que te has equivocado de poema… este que es mío no habla de feminismo, que una mujer sea la protagonista, se debe a que escribo en primera persona. Pero habla de dolor y de manos,
de manos,
de manos…
Y precisamente, por ser una mujer feliz, tengo la obligación de denunciar y ayudar a las que no lo son. También ayudo a los hombres y a los niños. Félix, si eres feliz es genial, más podrás dar.
gracias por vuestros comentarios a los dos.