Al otro lado. Por Andy García

-¿Qué es esta oscuridad?-. -¿Dónde estoy?-. -¿Por qué no puedo moverme?-.

Todas estas preguntas se hacía Pablo. Una terrible angustia invadía todo su ser. Notaba el latido de su corazón acelerado. Sí, era su corazón, era de lo único que estaba seguro. Ahora también oía un
leve pitido, tenue y continuo.

¿Pero por qué se halla todo tan oscuro? ¿Por qué puedo oír, y sin embargo no veo nada?

-Un momento, veo algo, sí, parece una luz mortecina, de un blanco pálido que se torna amarillenta-.

-Es una lámpara, sí, ahora la veo de forma más nítida-.

-Ahora veo una habitación, sí, me hallo en una habitación de hospital-.

-Veo una ventana pero no entra apenas luz, la persiana se halla echada, también veo un gran florero lleno de rosas amarillas, las preferidas de mi mujer y también las mías-.

-¿Por qué estoy aquí?-.

-No lo recuerdo-.

-Un momento, oigo pasos, alguien viene hacia aquí, quizá me pueda explicar qué sucede-.

Al momento, entró en la habitación un médico acompañado de una bella mujer.

-Hola cielo, estás guapísima, ¿puedes decirme qué hago aquí?-preguntó Pablo.

Sonia no dijo nada, el médico tampoco. Ella, y el médico se limitaban a mirarle con cierta expresión de tristeza.

-¿Cariño, no puedes oírme?-preguntó angustiado Pablo.

-Hoy, hace ya cinco años que se encuentra aquí, me han comunicado que ya no puede permanecer más tiempo ocupando la habitación-dijo el médico afligido.

Sonia cogió su mano y se sentó junto a él, dos grandes lágrimas corrían por su bello rostro compungido.

-La dejo a solas un momento, si necesita algo ya sabe donde me encuentro-dijo el médico.

Pablo se hallaba confuso, no entendía nada, sentía una angustia insoportable, y una pena que le corroía el alma. Su mujer le acariciaba el rostro con delicadeza, y su llanto afloraba por momentos.

Se sentía impotente hasta el infinito, no podía hacer nada para que ella notase que él, aún se hallaba allí. Quiso gritar, quiso moverse, quiso abrir los ojos, pero todo fue en vano.

-Ya hace cinco años del accidente, he venido a diario a verte, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, ¿Y así me lo pagas?

-Tenía la esperanza de que volvieras en sí, para estar de nuevo a mi lado, y al lado de tus hijos, ellos también te echan de menos y te necesitan-.

-Ya veo que no quieres volver de allá dónde te encuentres-.

Pablo moría de pena al oír a Sonia, no desearía ni a su peor enemigo que pasara por aquella terrible situación.

Gritaba aún más fuerte, intentaba incorporarse con todas sus fuerzas, e intentaba desesperadamente abrir los ojos, pero todo seguía igual,sus intentos esta vez,también fueron en vano.

-He consultado a los mejores especialistas, y todos, malditos sean todos, han llegado a la misma conclusión,tu coma es irreversible-.

-Yo, no quería creerles,y me aferraba a una esperanza que ahora se me torna inútil, baldía, sin sentido-.

-He sopesado la idea de llevarte a casa con nosotros, pero no sé si será buena idea,no ya por los costes médicos, sino porque quizá sea peor para mí y para los niños seguir viéndote en ese estado,porque sufrimos cada día al verte ahí postrado como si fueses un vegetal, y alargar este sufrimiento no creo que haga bien a nadie-.

Pablo quería aferrarse con todas sus fuerzas a la vida, luchaba contra sí mismo por poder mostrar algún gesto que llamase la atención de Sonia.

-¡Dios, si es verdad que existes no me hagas esto, por favor ayúdame, haz que pueda moverme,derramar tan siquiera unas lágrimas, lo que sea para que ella se de cuenta que sigo aquí!-gritaba Pablo en su interior.

-Bueno amor, sólo quiero que sepas que he hecho todo lo que ha estado en mis manos para sacarte de tu estado, te voy a echar de menos, y tus hijos también-dijo Sonia mientras lloraba desconsoladamente.

Besó a Pablo en los labios, y le colocó una rosa amarilla en su pecho, se dirigió hacia la puerta y antes de salir se volvió hacia él.

-Te quiero-dijo en un susurro y cerró la puerta.

Dos grandes lágrimas brotaron de los ojos cerrados de Pablo…

FIN

 

Andy García

Blog del autor

Andy García

Nacido en Málaga el 09-01-69, gran aficionado a la literatura, su incursión en el mundo de la escritura fue fruto de una frase del poeta inglés William Cowper, la cual decía: ” Quien lee mucho, intentará algún día escribir”. Y en su caso nada más categórico, al igual que su frase preferida dicha por Oscar Wilde: ”No existen más que dos reglas para escribir, tener algo que decir, y decirlo” Ha pertenecido a la “Asociación Malagueña de Escritores”, a la cual, les manda a todos sus miembros un fuerte abrazo y en especial a su presidente Dº Alfonso Villegas, por su trato y amistad ofrecida.

5 comentarios:

  1. Interesante relato Andy. Como tu cuentas, ni al peor enemigo se le desearia esa angustia. Gracias y ánimo!
    Un simple y obsesivo lector.

  2. Angustiosa situación la que muestras en este relato. Echaré un vistazo al resto, en cuanto tenga un rato. Por lo que veo, compartimos muchos gustos literarios, tanto de clásicos como de contemporáneos. Saludos

  3. Un maravilloso relato, que nos hace plantearnos muchas cuestiones éticas de plena actualidad. Angustioso y tierno a la vez. Me gusta. Muchas gracias por compartirlo.

  4. Mucha Lectura Punto Com

    La vida a veces nos juega malas pasadas y llegamos tarde a lo que más nos importa. Pero lo más necesario es luchar por ello. Y no desesperar, ni abandonar. Un relato para recapacitar. Sobre todo en esas dos lágrimas. Precioso.

  5. Ángeles Vergara

    Sobre todo mucho amor….también miedo, terror, ternura, realidad…..una cruda realidad llena de sentimientos contrapuestos de amor……..sin palabras para describirlo….

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