RITA TURZA
Maquetación y diseño: Editorial Circulo Rojo
Imagen de cubierta: 123rf- Galyna Andrushko
Corrector: Luis Cuesta
ISBN: 978-84-9183-714-5
Rita Turza (Logroño, 1972).
Lectora empedernida y poeta desde los nueve años, siempre había escrito para sí misma o para los suyos, hasta que en 2013 decide abrir un blog (Cosas que siento, en www.ritaturza.es) en el que quiere dejar plasmado todo lo que bulle en su interior. Lo que ha venido después ha sido una serendipia. Ha participado en numerosos eventos poéticos en su ciudad natal y en otros lugares de la geografía española. Actualmente reside en Santander. Náufragos es su tercer poemario tras la publicación de «Se avecinan noches de tormenta» y «Punto y seguido»
Conocí a Rita Turza a través de las redes, hace unos cuantos años y lo primero que me sorprendió de esa «chica con suerte» como ella da en llamarse, es su disciplinada forma de hacernos llegar su modo de ver la vida; que no es otro que a través de lo refractario de la poesía.
Mi inconstancia a la hora de gestionar blogs, me condujo a ahondar cada día más en la obra de esta poeta que sembraba poco a poco, ese grano de arena hasta llegar a su tercer poemario Náufragos con el ímpetu que deja tras de si la experiencia de la palabra.
Rita Turza es una poeta de amplios matices que se emociona. Vibra y escribe una poesía en muchas ocasiones desde la mirada de un tercero ( no llamaría ficción a la empatia de esta poeta) que es capaz de lograr que nos adentremos por entero en el campo de las emociones a pesar de que no surgen de su experiencia más directa.
Si hay una palabra que define este Náufragos de Rita Turza y todo el cómputo de su poesía, esta es sin lugar a dudas: romanticismo. El Romanticismo refleja algo más fundamental, una revolución interna, un cambio radical de actitud en cuanto al valor de la experiencia intima humana.
El hombre lucha con el tiempo, solo a través del lenguaje concitamos lo eterno, buscamos la perseverancia de las palabras, como si nos sobreviviesen, pero el poeta, consciente de esa fugacidad de la palabra que se le escapa al decirla o escribirla, siente el dolor de la desposesión del lugar de procedencia hacia ese mar que albergará su espíritu, como así lo refleja en los bellos versos de la contraportada:
(«Yo/ que me desoriento en tierra propia/ me imagino cómo me encontraré/ sin brújula, en tierra ajena/ donde todas las calles/ terminan en mar/ o sin salida»
Horacio en su Ars Poetica ya afirmaba que «el ánimo del poeta es agradar uniendo en una misma cosa lo bello y lo útil». Y Rita Turza logra encontrar la belleza en ese bagaje que en un principio le es ajeno y gélido, buscando calor en el tacto. En la caricia del cuerpo, un cobijo. En el hábitat del piel con piel la custodia y enmienda
Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre aquello que la rodea y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre la propia conciencia.
No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que vive, sino volverlo sagrado.
Octavio Paz en su obra “La casa de la presencia” dice: «la poesía es conocimiento, salvación, poder y abandono». Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro y es precisamente lo que todo poeta busca -o buscamos-, una tabla de salvación de esa realidad que tan a menudo se nos antoja incómoda.
A ella se aferra Rita Turza extendiendo el silencio. En el espejo. En la metrópolis. En sus ganas de seguir bailando, no dejando de lado aquello que ve y que integra en su mundo poético;en un poema donde su deseo fusiona ese «yo» en la transparencia del absoluto. Esperar no es la opción cuando todavía nos quedan sueños.
(«Ahora que escucho a través de mi mirada/ Ahora que respiro a través de mis lágrimas/ Ahora que todavía sueño/
Ahora es el momento justo para deshacerme en tu cuerpo/»)
El acto creador aparece así, como el conocimiento a través del poema de un material de experiencia que en su compleja síntesis o en su particular unicidad no puede ser conocido de otra manera. De ahí que se pudiese formular con respecto a la poesía lo que cabría llamar ley de necesidad: hay una cara de la experiencia, como elemento dado, que no puede ser conocida más que poéticamente. Este conocimiento se produce a través del poema (o de las estructuras equivalentes en otros aspectos de la creación artística) y reside en él.
Un simple verso trastoca el sentido de una palabra, de un enunciado. El verso es una transgresión del sentido común, un ahogado del poeta, un halo místico que impulsa los dedos, un flagelo al silencio. Los versos de la poeta son cortos, sin atisbo de complejidad y con una retórica clara donde nos expone de forma contundente en los primeros párrafos aquello que quiere trasmitir, y con cesuras inesperadas y precisas en el cierre de los poemas:
(«Cerca del mar, un ático con jardín/ en una calle con nombre de poeta/ al lado de un campo de amapolas/ con número impar en la puerta/ junto al latido de mis sueños/ y en el fondo del horizonte/ mi casa / la de mi vieja ciudad/»)
El viaje y traslado de una ciudad a otra, la adaptación al nuevo hábitat, con esa tabla de catarsis a modo de verbo, en una sintaxis estudiada, conforman este nuevo poemario de una poeta que a buen seguro no ha de ser el último; pues bien pudiese el lector acuñar el neologismo serendipia para referirse a ella.
Su testimonio es la revelación de una experiencia en la que participan todos los hombres, oculta por la rutina y la diaria amargura. Y Rita Turza, no sólo la descubre y se hunde en ella: la muestra en toda su aterradora y violenta desnudez a los lectores latiendo en su palabra viva en ese extraño mecanismo de encantamiento que es el vocablo.
Rita Turza araña la delicadeza. Se ancla de frente a la isla del destino, y ofrece una obra nostálgica y purgada, que emociona y nos lleva de la mano por este mundo emotivo en la conformidad de saber que está en este momento en el lugar que le corresponde.
Nos encontramos ante una poeta en alza; como nos lo demuestra todos los días en su constancia por ofrecernos el lado más amable del hábito de vivir. Y en este libro donde recopila la sabiduría que proporciona el desarraigo de la tierra como punto de fuga de una visión cosmo-poética
Muchas gracias por dejarme anclarme a tu tabla de salvación y naufragar contigo.
El libro se puede adquirir en el siguiente enlace
O escribiendo a la autora a través del blog «Cosas que siento»que gestiona o por redes sociales.
Pilar Gorricho del Castillo