Trampa para soñadoras. Por Carmen Posadas

carmen Posadas

Trampa para soñadoras.

 

   Imagínense por un lado una agencia de modelos que tiene registradas 3,2 millones de jóvenes, en un 97% mujeres deseosas de posar, y por otro lado a 239 millones de clientes dispuestos a pagar una cuota mensual o anual por verlas. Imaginen también que, a esas 3,2 millones de chicas (ahora llamadas creadoras de contenidos) no es necesario que la agencia les provea  fotógrafos, ni estilistas, ni maquilladores; tampoco hace falta que las dé de alta en la Seguridad Social ni les facilite cobertura alguna porque trabajan desde casa. De los ingresos generados por estas creadoras de contenidos, la agencia en cuestión suele quedarse del 30 al 50 por ciento del dinero que ingresan. ¿Es o no un negocio redondo? Sergio Fuentes, el llamado rey del OnlyFans en España, confesó en una reciente entrevista que lo que entra en su cuenta corriente gracias a tan sensacional iniciativa son unos 400.000 euros al mes. Aun así, Fuentes aclara que su negocio no es tan fácil. “Las mujeres, ya se sabe, son complicadas, pero bueno, una vez que una chica ha generado dinero, convencer a la siguiente es más sencillo, basta con mostrar tus resultados para que caigan otras”. El negocio que ha hecho multimillonario a Sergio Fuentes consiste en que desde su casa un buen número de chicas que previamente ha creado una cuenta en OnlyFans suben a la plataforma videos con su texto, sus imágenes y su audio y los usuarios pagan por verlos, suscribiéndose. Los suscriptores pueden, además, mediante un pago adicional, hacerle a la “modelo” peticiones especiales y extraordinarias: haz esto, ponte así, ponte asá, enséñame tal o pascual…. El subliminal mensaje de OnlyFans es este: “Aprovecha tu capital erótico y tu empoderamiento para ganar mucho dinero con total libertad y sin moverte de casa”. Interesante e inteligente fraseo porque la expresión “capital erótico” por ejemplo suena económicamente profesional; otra como “empoderamiento” remite a la liberación de la mujer, y después  están, imbatibles, los términos “dinero” y “libertad”, seguidos de la tranquilidad que da esa muletilla final de “…todo sin moverte de casa”. Según la vicepresidenta de la Federación Mujeres Jóvenes, Raquel Pérez, que semanas atrás presentó un estudio cualitativo sobre OnlyFans, la actividad de dicha plataforma no es más que “una nueva y muy atractiva forma de explotación sexual que desarrolla los mismos patrones que la pornografía y la prostitución, el machismo y la misoginia, al que hay que añadir además la normalización y la glamurización de un discurso que cala entre las más jóvenes”. Muy especialmente, y como también señala este estudio, entre las de extracción más humilde, que ven un modo fácil y supuestamente seguro de ganar mucho dinero. Al fin y al cabo, llegan a pensar estas creadoras de contenidos, la prostitución es otra cosa. Nada que ver mi actividad con hacer la calle o con dedicarme al porno profesional. Precisamente esa disociación del porno y de la prostitución es el gran triunfo de OnlyFans. Las chicas no se sienten explotadas, ni vejadas, ni utilizadas sino libres y dueñas de su “capital erótico”. Y como son supuestamente libres y dueñas de su capital, no piensan en sus consecuencias. No hacen por ejemplo la reflexión de que todo lo que se cuelga en internet permanece ahí para siempre. Porque ellas no son prostitutas ni actrices porno, sino camgirls, que suena más glamuroso. Por la misma regla de tres, tampoco OnlyFans hace las veces de proxeneta o explotador sexual, qué va. Todo es aséptico, transparente y además perfectamente legal puesto que la plataforma acoge, es cierto, a una amplia gama de creadores de otros ámbitos como chefs, entrenadores personales, terapeutas, etcétera. Entre tantos espejismos -el pseudo glamuroso, el pseudo seguro y luego la sensación tan extendida hoy en día de que ganar un pastón todo lo redime y santifica-, resulta que ya tenemos una nueva (y muy rentable) trampa para soñadoras. El estudio antes mencionado apunta por fin que las nuevas tecnologías contribuyen a través del lenguaje que les es propio a reforzar el blanqueo de este tipo de actividades. Por eso a las chicas se las llama “camgirls”, a los clientes “fans” ¿y a los proxenetas? Los proxenetas son solo “gestores”. Todo tan aséptico, tan legal, tan rentable.

 

Carmen Posadas

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