Me he permitido un juego de palabras para encabezar esta reseña al recientemente publicado poemario de la Dra. Rosario Guarino, profesora de Filología Clásica en la Facultad de Letras de la Universidad de Murcia, porque, en verdad, la colección de poemas que se funde en su delicado librito constituye una mirada íntima, y amplia en el tiempo, de los más trascendentes momentos de su cotidianeidad. Y esa intimidad sólo se descubre a través de la mirada a la vida y sus experiencias, siempre con el color azul de los ojos de la autora, perfecta combinación con su firme y, a la vez, cándida mirada, que, en cierto modo, recuerda a aquella autodescrita por Karen von Blixen en su maravillosa obra Memorias de África, y tan soberbiamente materializada por la actriz Meryl Streep en la película de igual título.
Ciertamente hay mucha candidez y belleza en sus composiciones. El libro, editado por Raspabook, contiene la cantidad de treinta y dos poemas de abundantes evocaciones, pero con un denominador común en casi su totalidad: el amor azul, uno tan poderoso que, sin duda, la autora ha saboreado –y saborea a su manera- con envidiable vitalidad. Fue presentado el pasado 2 de octubre en el Museo de Bellas Artes de la ciudad de Murcia, contando como perfecto maestro de ceremonias con el profesor D. Santiago Delgado, y, como co-presentadores de la obra, a dos colegas de la autora, la Dra. Diana de Paco y el Dr. Vicente Cervera, destacados autores en el panorama de las letras murcianas. A la divertida –pero acertadísima al explicar la naturaleza de algunos poemas– alocución de la profesora De Paco le siguió una breve y magistral presentación del profesor Cervera que ahondó en las características culteranas y conceptistas del poemario; aspectos, ambos, realmente esenciales para comprender la obra de Rosario Guarino: porque a lo largo de sus poemas el lector puede apreciar un universo de reminiscencias grecolatinas, a través de mitos, autores y, por supuesto, obras; todo ello soberbiamente dispuesto en sus versos. Sólo por ello me atrevo a decir que Palimpsesto Azul ha nacido con una vocación de perdurabilidad, basada, sobre todo, en esa singular excelencia; una singular excelencia, también, que se manifiesta en una delicada elección de palabras que, en conjunto, encantan y transmiten un optimismo vital, incluso en sus poemas menos felices, lo que demuestra hasta qué extremo la autora ha volcado su característica y conocida personalidad cuajada de encanto y bonhomía en cada uno de sus versos.
(Fotografía de Ana Bernal)
Basta repasar algunos de sus poemas para advertir lo descrito, que hace sobresalir a la obra por encima del riquísimo panorama lírico murciano amateur. Voy a resaltar cinco poemas esenciales:
“La barca y el mar” es uno de mis poemas preferidos. Reconozco que soy agradecido lector –y torpe escritor– de poemas dinámicos, rápidos, de los que transmiten con sencillez y brevedad las verdades intangibles. “La barca y el mar” reúne estas características en un rosario de versos directos, poderosos, con unas imágenes metamorfoseadas en sus protagonistas y sus circunstancias; todo ello, además, entre recursos poéticos sencillos y contundentes.
En “Del ser y de la nada”, el lector tiene ante sus ojos una bellísima reflexión metafísica sutilmente adornada con juegos de palabras (atención a “aún entonces, algo será/ que jamás nada es nada:/ lo que existió una vez/ existe siempre/ y siempre existirá”) que configuran un canto a la creatividad.
“Añoranza” es un maravilloso poema erótico, del presente y del pasado, de quien ama con la inocencia –pero también con fogosa intensidad– del primer día, donde la palabra “rubor” adquiere un significado absoluto incapaz en otros poemas, sobre todo para los que conocemos la adorable candidez de su autora.
“Abandono” es una magnífica reflexión sobre la entrega total inmediatamente frustrada, tal y como anuncia su título, del alma herida (“en carne viva”, dice el primer verso) y aturdida; de cuando el amante vela los momentos del qué paso. Pero, a pesar de sus desconcertantes palabras, supone también un canto al amor verdadero, a la entrega total; ese espacio común en el que muy pocas personas saben desenvolverse “perdido el amor propio de tanto amar al otro”, porque viven la terrible tragedia actual de amarse únicamente a sí mismas.
Quiero acabar la breve selección con una auténtica lección de poética. En este caso Rosario Guarino se transmuta en Aristóteles y nos regala una página de su libro perdido. Y es que probablemente “Ausencia a la luz de la luna” sea una magistral forma de explicar qué es lo que mueve a los poetas a escribir por amor; y vaya si lo hace, con un bello y socorrido recurso homérico –Penélope– que supone un claro ejemplo de la profundidad intelectual del poemario.
Aquéllas y otras composiciones conforman el libro de Rosario Guarino Palimpsesto Azul, un hermoso conjunto lírico que se constituye en promesa de futuras aportaciones sin duda, como mínimo, igual de bellas e intensas. El precioso sentimiento que traslucen sus páginas queda en evidencia desde la primera, donde leemos la dedicatoria a sus padres y “a todos cuantos amé y me amaron”; y tras la brevísima epopeya erótica a la que sumerge al lector, conduce inevitablemente a un perfecto colofón, esta vez de manos de Vega Cerezo. “¿Puede el amor dibujarse de nuevo sobre una piel que ya fue amada?”. Hasta ahora yo, simple lector, tenía mis dudas, pero, después de la magistral lección emocional, Rosario Guarino nos lo demuestra con Palimpsesto Azul. Enhorabuena y gracias.
Antonio Vicente Frey Sánchez
Book trailer Palimpsesto azul. Rosario Guarino from Raspafish on Vimeo.
Muchísimas gracias, de todo corazón, mi querido Dr. Frey, por esta bella reseña y por las palabras que a mi persona y mi obra dedica