Estamos hoy, con este nuevo libro de Canal Literatura, celebrando la fuerza y la magia de la literatura. Fuerza y magia dos palabras que también definen a la maga de la literatura en Murcia, Mª Luisa Núñez y a todos sus colaboradores, así como, claro está, con todos los autores que con su imaginación han escrito los textos sin los que este volumen no sería posible. Querría empezar apelando a la importancia de este certamen, un motivo por el que me siento muy honrada de haber sido invitada por la organización. Como lectora incurable y profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona desde hace dieciséis años les avanzo que definir literatura es una tarea tan imposible como fascinante a la que llevamos dedicados siglos y siglos en la historia de la literatura desde los tiempos de Platón y Aristóteles. Y así seguimos, de modo que no voy a desvelar yo aquí ningún misterio. Sin embargo, seguramente el hecho de que perseguir una definición de literatura continúe siendo totalmente imposible, lo que demuestra es que lo indefinible consiste en hacer invisible a la definición. Aunque eso no es lo verdaderamente importante. Después de todo, como San Agustín, si no me preguntan qué es tiempo sé que es y si me lo preguntan no lo sé.
Tendemos a hacer grandes atribuciones a esta pequeña y mala palabra si tenemos en cuenta que proviene de littera (letra escrita) cuando en realidad hace referencia a algo que durante mucho tiempo fue única y exclusivamente oral. Pero más allá de la dimensión que cada uno le quiera dar al vocablo. Lo que es cierto es que la literatura constituye un espacio de encuentro y de intercambio y un certamen como este lo demuestra de una manera rotunda y admirable. “Encuentro” porque la literatura es una forma de comunicación e “intercambio” porque un libro sin un lector, un texto sin receptor no es nada porque simplemente no es. El acto de la lectura es el momento capital de encuentro con el texto, el espacio del intercambio, de la comunicación entre emisor (autor) y receptor (lector) de un mensaje (la obra literaria, el texto, el artificio mediante la palabra, en definitiva y que cada uno lo valore en su justa medida). Y Canal Literatura lo hace en tiempo de transformaciones, de mutaciones que, sin embargo, en su esencia, poco modifican las técnicas que dan cauce a las travesuras de la imaginación y que, de una manera u otra, ajustada a modas, gustos o medios se han canalizado en lo que denominamos “literatura”. Puesto que, en literatura, como dijo Octavio Paz, “la Eneida no sustituye a la Odisea” aunque el fusil sí reemplace al arco. Por tanto, poco importa, en este caso, que los relatos lleguen en un formato digital, mientras que es capital que la operación de lectura, de comentario, de retroalimentación entre autores y lectores se produzca en red y en la red.
Esto es decisivo y de ahí mi felicitación a Canal Literatura por convertir la literatura en algo relevante, vivo, activo y participativo cuando parece que tantos se complacen en cantarle ya un réquiem y otorgarle un lugar residual en nuestra sociedad. Nada más alejado de la realidad. Primero porque somos seres humanos, ergo, animales lingüísticos, criaturas textuales y consumimos y necesitamos consumir ficciones. Ahora y siempre, aunque cambien los formatos. Lo que nos diferencia de los otros animales (y créanme que más allá de algunos comportamientos salvajes que desgraciadamente observamos en algunos de nuestros contemporáneos, parece que genéticamente no somos tan distintos de algunos primates) es precisamente el lenguaje, nuestro caldo de cultivo. Podríamos pensar que la literatura es tan antigua como la existencia misma del lenguaje. Como dice la cita en francés, en literatura on conte et on raconte y esto es todo. Pero también, como recordaba Aristóteles al hablar de la superioridad de la poesía por encima de la historia: porque la historia nos explica lo que ya ha sido (lo que el ser humano ya ha hecho) y la poesía (la literatura) nos explica lo que el ser humano podría llegar a ser. Me parece oportuno traer a colación, como perfecta ilustración de este diálogo infinito que crea y recrea constantemente, el poema de Borges titulado “Sueña Alonso Quijano”:
“El hidalgo fue un sueño de Cervantes
y Don Quijote un sueño del hidalgo.
El doble sueño les confunde y algo
está pasando que pasó mucho antes.
Quijano duerme y sueña. Una batalla:
los mares de Lepanto y la metralla”
La literatura nace de la pasión. Una pasión que está directamente relacionada con la necesidad de comprender, de entender, de explicarnos el mundo. Es, pues, un proceso de exploración, de descubrimiento y de aprendizaje sobre la manera que los hombres y las mujeres desde tiempos inmemoriales tenemos de complicarnos la vida y de dar sentido a nuestra existencia. Canal Literatura, haciendo honor a su nombre, lo demuestra con la pasión que dedica a organizar este tipo de certámenes y a seguir despertando pasión por la literatura, y todavía más en tiempos de crisis!
La literatura tiene el poder mágico de conmover, en el sentido original del término, de fascinar, de encantar y de instruir. Y nosotros, lectores, nos tenemos que dejar seducir por ella con el fin de aprender a amarla y a disfrutar. La literatura, como creación humana, es vida. A menudo, la literatura nos habla de la vida, de nosotros, de la condición humana, del mundo. Los relatos que hemos podido evaluar como jurado así lo confirman. Hemos leído textos que están preñados de vida, de emociones, de sentimientos desgarradores (violencia, marginación, cobardía, envidia, dominación, abandono pero también amor, libertad, recuperación y esperanza) que traspasan las fronteras de lo real y se adentran en el camino de lo verosímil, que es lo verdaderamente importante en literatura.
Después de todo, distinguir qué hay de verdad y de mentira, de realidad y de ficción, en las obras literarias ha sido siempre una cuestión muy controvertida pero como afirmaba W.H. Auden, en literatura “todo dato y toda creencia dejan de ser ciertas o falsas para convertirse en posibilidades interesantes”. Los concursantes de los premios de Canal Literatura, y muy especialmente los finalistas, han explorado muchas de esas posibilidades interesantes. Como siempre, la ingrata tarea del jurado que tiene que seleccionar, escoger, sólo nos ha permitido distinguir a unos cuantos. Sin embargo la felicitación y el motivo de satisfacción deben ser colectivos. Porque en los tiempos que corren este certamen de Canal Literatura demuestra hoy más que nunca que la literatura está viva. Que la literatura nos sirve, nos ayuda a conocer y a conocernos a comprendernos y a bucear en los horrores desconocidos, nos acompaña, nos enseña, nos sobrecoge por la emoción que nos despierta y, en definitiva, nos hace sentir más vivos al tiempo que nos acompaña en este tránsito vital hacia lo desconocido.
La literatura tiene la mágica facultad de transformar, de variar, de expurgar, de metamorfosear, de mentir. Porque eso es el mundo de la ficción al fin y al cabo: un artificio de la palabra y de la imaginación, una creación profundamente humana. Dice un «cuentista» como Eduardo Galeano, precisamente hablando de los cuentos que éstos:
«Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Baba. Pero quizás desencadenen la alegría de hacer y la traduzcan en actos. Y en el fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable».
Que ustedes con sus creaciones literarias y el Canal Literatura de Murcia, la ciudad que tan bien nos acogió, pero también el Canal Literatura de toda la red porque éste es su espacio natural, con su empuje y su pasión sigan haciendo todo lo posible por transformarla. Muchas gracias.
Universidad de Barcelona
Libro “Relat@s en el canalVII” 2010
Presentación del libro por Laura Borràs en video.