DIARIO DE UNA MUJER DESPEINADA (VIII). Por Anita Noire
La buena comunicación es tan estimulante como el café negro, e igual de difícil de olvidar al dormir. Después de comprobar que desde hacía meses mi vida basculaba del helado de vainilla a los cigarrillos mentolados y que mi estómago empezaba a resentirse regalándome unas escandalosas jaquecas, el galeno decidió sacarme tarjeta…