Acredítanos: cita al traductor. Por Amelia Pérez de Villar

Diseño de campaña by José Houdini Graphic Design. Acredítame

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Queridos lectores:

A pesar de las enormes posibilidades de acceso a la información que ofrecen actualmente las tecnologías, hemos venido comprobando un retroceso llamativo y paradójico en una costumbre que llevaba camino de asentarse: en muchas reseñas y críticas de prensa no se cita al traductor de la obra reseñada. Los argumentos que se dan, en muchos casos, son tan simplistas como las «razones de maquetación», es decir, que el nombre del traductor no tiene hueco en el espacio que se dedica a hablar del libro. Como el nombre de un traductor puede componerse, como mucho, de tres o cuatro palabras, el espacio no puede ser un argumento. Tampoco el tiempo que se emplea en localizarlo, otro de los motivos que en estos tiempos apresurados pueden jugar en nuestra contra. Si las editoriales facilitan a los medios una ficha completa que incluya, como exige el rigor bibliográfico, el nombre del traductor, al medio de prensa le llevará más tiempo eliminarlo que incluirlo. Es, además, costumbre que se está empezando a extender en algunas editoriales que el nombre del traductor figure no sólo en la portadilla y en la página de créditos, sino también en la cubierta: este es otro terreno donde queda trabajo por hacer, y, por los mismos motivos que ya hemos expuesto, incluirlo proporcionará más ventajas que inconvenientes a todos los implicados.

Traducción

Por este motivo y gracias al respaldo de CEDRO hemos decidido  dar salida a esta campaña, @credítAME («Cita al traductor») y os pedimos vuestra ayuda para difundirla. Conscientes de nuestra importancia en el panorama editorial y literario, creemos firmemente que ni el espacio ni el tiempo pueden eliminar nuestro nombre de una reseña de prensa: somos nexo indispensable en la comunicación y el entendimiento entre el escritor y el lector, contribuimos a la difusión de la cultura, al cuidado del idioma y a su transmisión, al enriquecimiento del lenguaje y a la subsistencia de una cuota importante del sector editorial. Sin nosotros, en muchos casos, no hay comunicación; en otros tantos la que haya no tendrá el rigor y la calidad que merecen las obras que traducimos. Si la prensa nos cita se difundirá nuestra labor, el periodista que nos cita estará respetando la Ley de Propiedad Intelectual, que nos considera autores de la versión castellana y aplicando con rigor la norma bibliográfica. Los lectores podrán escoger qué traductor prefieren y los libreros recomendarlo. Si cada uno de los agentes implicados pone su granito de arena todos saldremos beneficiados, porque, como dice el refrán castellano, «lo bien hecho bien parece».

traductor

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2 comentarios:

  1. Elena Marqués

    Totalmente a tu lado. ¿Qué seríamos sin vosotros? ¿En qué momento de mi vida habría podido leer a Dickens o a Tolstoi?
    Un fuerte abrazo desde la orilla de otra profesión incomprendida.

  2. Los nombres de los traductores son importantes. Siempre pasan desapercibidos.

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