El poeta y narrador José Manuel Caballero Bonald obtuvo ayer el Premio Francisco Umbral al Libro del Año por su poemario Desaprendizajes. Dotado con 12.000 euros, el galardón, convocado por la Fundación Francisco Umbral, reconoce la creación literaria al mejor libro del año escrito en castellano editado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2015. El jurado premió Desaprendizajes (Seix Barral) por «el extraordinario vigor y lucidez de una poesía escrita con una claridad y una sinceridad meridianas, desde el ejercicio de la insobornable libertad en la creación literaria»
En marzo de 2015, cuando Caballero Bonald presentó Desaprendizajes, explicó en una entrevista al diario El Mundo que Desaprendizajes se trataba de un libro «publicado contra todos los pronósticos». «Me asombra, con lo viejo que soy, el poder sacar aún energías de mis últimos arrestos para denunciar y condenar todo lo que no me gusta de aquello que me rodea. Es una forma de defensa. No tengo ya edad para la poesía, pero aquí estoy», afirmaba Bonald.
En Desaprendizajes hay parodias, sarcasmo, ironía, y, sobre todo, crítica de la vida y crítica de la cultura contemporánea; todo lo que sólo un escritor consolidado como José Caballero Bonald puede permitirse.
En la presentación, Bonald también explicaba que Desaprendizajes «tiene algo de enfrentamiento a una realidad que no comparte, a cosas que le han enseñado de mala manera, que ha asimilado malamente y que cree que hay que desaprender, olvidar, y volver a aprender de otra forma». El libro, también, está lleno de preguntas que rondan al escritor, a veces, retóricas, pero inquietantes. Así, hay poemas referidos al «drama bélico» de Oriente Próximo, pero también otros de la vida cotidiana, ambientados en Doñana, uno de sus parajes «más reiterativos» y donde vive gran parte del año.
Caballero Bonald, de padre cubano —republicano del Partido Reformista— y madre de ascendencia aristocrática francesa —de la familia del vizconde de Bonald—, estudió Filosofía y Letras en Sevilla entre 1949 y 1952 y Náutica y Astronomía en Cádiz. En estos mismos años comenzó a relacionarse con los cordobeses de la revista Cántico, como Pablo García Baena.
Publicó su primer poemario, Las adivinaciones, en 1952, tras haber obtenido con él un accésit del Premio Adonáis. Dos años antes había ganado el Platero de poesía.
Más información:
