El libro
Qué puedo contar de estos poemas… no más de lo que otro autor pueda haber hecho antes de los suyos. Al abrirlo brotarán miedos, alegrías, amoríos, desengaños, rabia… Se muestra el que esto suscribe, desnudándose con pudor ante los extraños, esperando encontrar en los que abran este libro a gentes que lo acojan como a un amigo, un compañero de fatigas y sentimientos en los que podamos coincidir. No esperen, al abrirlo, encontrarse con grandes giros lingüísticos, construcciones poéticas extrañas y complicadas de entender… Todo es mucho más simple; y en mi caso, la poesía sigue este camino de sencillez.
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Fragmento del prólogo de Elena Marqués
«Maestro del endecasílabo, del alejandrino y de la belleza, habla de lo cotidiano y de la lluvia, a veces con voz infantil, pues es el niño el que pervive en muchos de sus versos. Un niño que sueña con castillos de arena, pero que construye versos indestructibles.
Mas no solo voy a hablar del autor, sino de su libro, de este primer volumen que avanza con la serenidad de los ríos grandes. No clama como una torrentera que grita, aunque el dolor esté cayendo en cada gota. Los pies quebrados sostienen la carrera del llanto, dan asiento a las quejas por el desamor, por la distancia, por el gris de la tarde, por la soledad en que la ingratitud nos deja. Porque es el verso la mejor compañía para el poeta, a veces la única. Y por eso, precisamente, escribe. Y por eso, también, él gana la partida. Por supuesto, además del amor, o su falta, la muerte, tema universal, está muy presente, como una triste y certera obsesión. El acabamiento, el final, planean sobre el texto igual que una mariposa macabra; corren en sangre-tinta hasta detenerse en la amada y su recuerdo».
Tau editores
Diseño portada: Elena Cajal
La presentación:
Lunes, 6 de junio a las 20:00 acompañando al autor estará el editor Antonio Burillo y Elena Marqués. Feria del libro de Orense.
El autor
Desde que nací en Ourense, el día 2 de abril de 1967, comencé a ser Segismundo. Colaboré, alternando con mi trabajo en imprenta, en proyectos poéticos solidarios como “La mujer rota” (Literalia Editores, México), el certamen internacional de poesía Bellido Dolfos, en 2007, y en el certamen de Poesía “Poemas sin Rostro”, del Canal Literatura, en el que tuve la suerte de llegar en dos ocasiones al tercer puesto (“fallo” del jurado, le llaman, creo), además de colaborar en el anual Encuentro Poético del CAMF de Alcuéscar (Cáceres)”.
Segismundo Fernández Tizón es un gran amigo conocido y querido por quienes frecuentan Canal Literatura. Y lo es, por sus poemas pero, sobre todo, por su generosidad y su pasión por la poesía. Tanto Elena Marqués, que prologa este libro, como Segismundo, fueron finalistas en la sexta edición (2010-2011) así como en la séptima edición del certamen de poemas del 2012 en donde quedaron segundo y tercer premio respectivamente. Allí, o quizá en la entrega de premios del año 2011, se conocieron. Podéis leer sus crónicas de ganadores en este enlace. Que en este libro que se presenta, sus nombres vayan unidos, es una maravillosa noticia para toda la comunidad de Canal Literatura.
Y esto nos dejó escrito, en el año 2014, al saberse finalista del VIII Cetamen «Poemas sin Rostro» con el poema «Quizá no te haya dicho.» con el que finalmente ganaría otra vez el tercer premio. Así nos cuenta como nacen sus poemas y nos deja ver su gran calidad humana. Nuestro mejores deseos «Segis», ¡Ya lo sabes!
Lo confieso.
«Lo confieso, señoría. Yo lo hice.
Aguanté mucho tiempo -se lo aseguro- pensando que las voces que venían a mi mente pasarían, que era algo pasajero, que a todo el mundo le pasaba alguna vez algo parecido. Pero las voces seguían, primero con frases tímidas, balbuceantes, que con el tiempo se fueron haciendo más firmes y contínuas. A todas horas una voz interior me decía “¡hazlo… hazlo!” y tanta insistencia acabó por tumbar las murallas que había puesto para protegerme.
Y lo hice… vaya si lo hice, no podría negarlo, las pruebas están ahí. Las veo en todas partes donde miro, mi crimen se me aparece por todos los rincones de la casa, entre mis papeles, en mis armarios… golpes certeros, sin piedad, pero… les ruego clemencia.
Sí, clemencia, pues era inevitable hacerlo. Todo lo que había estado rugiendo dentro de mí durante años explotó un día, y cuando su blanco vestido se pavoneaba delante de mí, cogí lo primero que vino a mis manos y lo apreté con fuerza contra su superficie, dejando las huellas de mi desesperado ímpetu grabadas en ella, dejando correr un hilillo oscuro que fue formando las temblorosas lineas de una confesión, que podría ser incluso ésta.
Porque sí, lo confieso, señoría. Éste fue el comienzo de una carrera desenfrenada por calmar esas ansias de sacar toda la rabia, el sentimiento, la vida, en suma, que me quemaba por dentro. Y comencé por atacar sin piedad aquellos vestidos blancos, inmaculados, pero pronto ensanché el abanico aceptando otros colores, otros tactos, pero siempre con el mismo resultado… esos hilillos oscuros que corrían mostrándome el resultado de mis actos. Me sumergí en los ambientes que frecuentaban aquellos que tenían mi misma inclinación, y los escuchaba para aprender de sus métodos, su forma de prepararse en la búsqueda de un nuevo reto…
…y eso me ha traído hasta aquí, señoras y señores del jurado. No puedo decir que soy inocente de los cargos que se me imputan, ni que me arrepienta, pues una y otra vez lo haría. No podría imaginarme la existencia en estos momentos sin esa búsqueda del vestido blanco de un folio perdido entre las sombras de lo inmaculado, ni el suave placer que siento al asestarle la puñalada de un trazo de tinta que se va convirtiendo en letras, palabras, frases… historias, en suma. Ni me arrepentiré nunca de que ese camino me haya llevado a este punto, en medio de ninguna parte, pero que me ha permitido conocer a gente de la que beber nuevas historias, unas imaginarias -sus poemas- y otras muy reales -su amistad.
No, señoría. No pienso arrepentirme. Es más… pronto estaré libre, y sé que volveremos a vernos en este lugar, con la misma acusación, y espero que para entonces, pueda usted saber por qué sigo aquí, y usted me deja marchar esperando que esos trazos vuelvan a traerme a su presencia una vez y otra, para seguir comprobando que ya nunca nada me apartará de este camino de blancos y tintas entrelazados en una cadena perpetua que solo una cosa puede poner fin…
…mi firma al final del último poema».
Segismundo Fernández Tizón
Que nuestro querido Segismundo Fernández Tizón (Segis para los amigos) presente su primer poemario, es una noticia digna de mención porque es un sueño cumplido. Así que hoy sabemos que algunos sueños se alcanzan, con trabajo, tesón, perseverancia amor a la poesía, dedicación y mucho cariño.
Seguro que Juan Ballester está organizando una gran fiesta a la que nos unimos.
Enhorabuena amigo y mucho éxito en tu trayectoria.:)
Para mí ha sido un honor leer estos versos de Segis y un placer prologarlos. Ahora se me ofrece uno más: acompañarlo en este bautismo. ¿Cómo podría una negarse?
Nos vemos en Ourense.
Muchos besos.
Sólamente puedo decirte, querido Segis, que la vida es una crónica anunciada de éxito cuando la perseverancia y el talento van de la mano.
Los que te conocemos sabemos que la poesía en ti no es una opción ni siquiera una filosofía de vida, sino parte inherente de tu misma esencia.
Estoy muy feliz de ser testigo de este tu primer poemario, y me siento muy orgullosa de que al fin tus versos desplieguen alas en el mundo en el que, sin ninguna duda, tienen su vuelo reservado.
Muchos besos y un gran abrazo. ¡¡¡Enhorabuena Segis!!!!!