Nº60- Un día más. Por Barro

        Dicen que el sol se está escondiendo de nuevo detrás de unas nubes negras, que no son sino humo producido por la contaminación y que asfixia cada vez más la enorme metrópoli donde vive. Sólo se puede admirar completamente la luz del día a través de unas gafas especiales protectoras que ella odia ponerse. La capa de ozono está cada vez más debilitada: no ha habido manera de evitar la polución ambiental en las últimas décadas, a pesar de las veces que se ha exigido a todos los países desarrollados, a través de incontables reuniones de carácter mundial, un acuerdo para contenerla.

Tampoco es saludable vivir fuera de las grandes ciudades, porque las altas temperaturas en las zonas rurales y el deteriorado estado de los ríos y aguas subterráneas hacen difícil la vida lejos del ruido y el bochorno urbanos. Aun así, la gente prefiere vivir en los cada vez más impersonales suburbios, en medio del caos, para encontrar quizás ese arquetipo de relación y contacto que el ser humano ha necesitado continuamente para su existencia.

        Ella ha regresado hoy a su pequeño apartamento después de una dura jornada de trabajo batallando con las traducciones de varios textos: las máquinas no siempre lo hacen correctamente y es necesaria la revisión palabra por palabra, frase por frase. Su compañero aún no ha regresado al apartamento con lo que tendría tiempo para ducharse antes, pero prefiere echarse en el sillón reclinable y descansar un poco. El termostato del sistema de aire acondicionado gradúa automáticamente la temperatura manteniendo el ambiente respirable y aislado del exterior. Antes de conseguir equilibrar su respiración, todavía agitada por las carreras por el metro para llegar a casa, cae inmediatamente sumida en un profundo sueño que la transporta bastantes años atrás, cuando con sus padres, disfrutaba del nacimiento de la primera de sus dos hijas.

        Por aquel entonces, hace casi tres décadas, no imaginaba lo que el mundo iba todavía a cambiar: un mundo y una sociedad siempre en continuo movimiento, queriendo tener y contar con lo mejor y lo más cómodo, incluso a pesar de su elevado coste.

        En el sueño aún recuerda el dolor de la cesárea y la mirada de sus padres: con la sonrisa de oreja a oreja su padre; con lágrimas de alegría su madre. Levantando las copas brindaron por la felicidad y el próspero y saludable devenir de todos. El llanto de su hija adornaba el evento y las canciones del primito, próximo a los tres años, completaron un cuadro que nunca olvidaría.

        También se mezclaron escenas de otras épocas, aquéllas en las que disfrutaba en los viajes con sus padres, viajes que el trabajo de su padre permitía realizar. Esas idas y venidas, viajando y viviendo en varios países, le proporcionó un corazón fuerte por dentro y por fuera, comprendiendo la vulnerabilidad de este planeta y la necesidad de agradecer que nada es en vano. En estas condiciones le tocó crecer, haciéndose independiente y profesional para estar preparada para las muchas vicisitudes que la vida nos plantea constantemente. Era siempre crítica con lo que no es justo y defendía a ultranza la libertad y la igualdad entre todos. Así, la niña se fue convirtiendo en joven, en mujer, y en madre después; ahora, a punto de ser abuela percibe el paso del tiempo, de una generación tras otra, el ciclo que se repite eternamente y, entonces, el recuerdo de sus padres, de sus abuelos se convierte en una necesidad.

        El sonido del teléfono, que en forma de chip tiene incrustado en su muñeca, no consigue despertarla del sueño placentero en el que se encuentra sumida. Al cabo de varios intentos, su hermano le anuncia que su hija va camino del hospital para alumbrar a su primer nieto. Al principio no dice ni palabra, porque aún le cuesta creerlo y no es hasta que se pellizca una oreja y salta del sillón cuando sale del sueño: la realidad la va a convertir en abuela. Mira la fotografía de sus padres sobre la mesita que está junto a ella y no consigue evitar que las lágrimas inunden sus ojos. Piensa que serían incluso más felices que ella al conocer la noticia y está segura que en algún sitio -probablemente uno de los tantos que visitaron- estarán viéndola llorar de alegría. Recordó entonces a su madre, cuando afirmaba que le gustaría quedarse a vivir en el lugar en el que estaban en ese momento. De ella, sin duda, tuvo que haber adquirido ese sano juicio de ver todo positivo.

        Su compañero estará al caer para ir juntos a ver a su nieto. No importaba salir de nuevo a la oscuridad en medio de las luces de la gran ciudad; no importaba el olor agrio del aire que la envuelve; no importaba nada, al fin y al cabo, si todo era por abrazar y besar a su nieto, bendecir una nueva vida, portadora de su sangre, ésa que siempre ha estado burbujeando energía.

        Junto a la foto de sus padres, el reloj luminoso señala una hora y la fecha de un año muy próximo a la mitad del siglo XXI en el que esa sangre, llena de vitalidad, correrá por las venas de un vástago que seguirá portando la bandera de la lucha por un mundo mejor, aunque él solo no pueda lograrlo. Como decía su padre, cuando trataba de aportar su pequeño grano de arena en su trabajo internacional: “Si fuéramos animales el mundo sería otro: el de los animales.”

        Camino del hospital, parece que las inmensas nubes de humo están desapareciendo y logra divisar la luna, llena, resplandeciente y luminosa, como si quisiera felicitarla también y anunciar que ese nieto traerá nuevos bríos para seguir  luchando por un futuro diferente. La luminosidad de la ciudad parece hacer esfumarse la oscuridad que la escondía. El aire es fresco y limpio ahora y entra por la ventanilla del taxi eléctrico donde va con su compañero, que le coge la mano dulcemente.

        Sus padres les decían a ella y a su hermano que algo tiene que cambiar, que nunca es tarde, mientras les animaban a emprender sus vidas en medio de gentes y culturas diferentes.

        Así que esta noche, mira hacia el cielo y con un guiño de complacencia, les agradece un día más el haber nacido, a pesar de la época en que le ha tocado vivir.

 
 

22 comentarios

  1. Me ha gustado mucho tu relato! Lo mas bonito que existe en este mundo son los momentos que vivimos al lado de nuestros seres queridos, porque a como va el mundo solo nos queda eso!
    Te felicito por este relato tan conmovedor y lleno de verdades sobre la vida! Esta muy bien escrito y hace que uno no pueda dejar de leerlo hasta llegar al final. Mucha suerte!

    • Muchas gracias por tus maravillosos comentarios acerca del relato. Me alegra inmensamente que te haya gustado. Saludos.

  2. Desde hace siglos se repite esa incesante llamada a buscar un mundo más humano y la mejor expresión de la esperanza es siempre una nueva vida. Gracias a la lucha de muchas otras vidas, aunque no sepamos reconocerlo del todo, hemos mejorado mucho y el compromiso es seguir en el camino. Eso he entendido yo.
    Coincido en que flojea la historia en pos del mensaje. No obstante te felicito.
    Saludos afectuosos
    Freya

    • Gracias Freya por tu comentario. De eso se trata, de estar mas o menos de acuerdo. Sigamos todos en pos de un mundo mejor con nuestras propias historias y comportamientos, que son en definitiva lo que pueden hacerlo posible. Saludos

  3. ¿Alegato ecologista? Sí, y me gusta. ¿Pesimismo? No, es imaginativo, con credibilidad, positivo y humano.
    Gracias, Barro.

  4. Barro, me gusta mucho tu relato. Es una historia melancólica con la que seguramente muchos lectores se identifican. La vida es incomprensible y extraña, lo único que podemos hacer es escribir sobre ella para tratar de entenderla. ¡Mucha suerte!

    • Para tratar de entenderla y con ello ayudar a salir adelante y luchar por un futuro mejor. Gracias por tu comentario. Saludos

  5. ME GUSTO Y ME PARECE QUE TODOS MAS PRONTO QUE TARDE NOS VEMOS REFLEJADOS.
    ALE.

    • Me gusta que te guste. Ese reflejo no se apaga. Gracias por tu comentario. A mi me gusta también tu nombre.

  6. Me ha gustado este relato. Nos anima a buscar un mundo mejor. Una lucha muy difícil pero, como piensa su protagonista, la esperanza está latente.
    Suerte.

    • Gracias Duna por tu comentario. Además de tener esperanza hay que luchar. Un saludo muy cordial

  7. Me gusto mucho el fondo melancólico de su relato, pero una melancolía de la que resurge con mas fuerza la lucha por un mundo mejor.

    Muy bien escrito y consigue transmitir esa esperanza.Se perciben los sentimientos del autor o autora.

    ¡ Gracias por compartirlo!

    • Libélula, no hay que parar, aunque cueste no tenemos que dejar de luchar por un mundo mejor. Gracias por tu comentario. Saludos

  8. Un alegato ecologista en forma de cuento.
    Lo que tiene menos peso específico es la trama en sí, los personajes y sus circunstancias familiares. Desde mi punto de vista, lo que más le importa al autor es ir introduciendo a lo largo del texto mensajes de alerta y condena -bastante explícitos- sobre el deterioro del planeta y el abocamiento a una aniquilación del mismo por mano del hombre y su egoísmo irracional.
    Es una cuestión candente y constante donde las haya, que lleva años dando lugar a sociedades, congresos y organismos reivindicativos, que ha provocado sucesos más o menos violentos o ásperos, procedimientos judiciales y hasta encarcelaciones indecorosas. Con ello no quiero decir que tenga poco calado, pero sí que es bien conocida desde el momento en que con frecuencia se pone sobre el tapete en los medios de comunicación y redes sociales.
    Encuentro la redacción algo plana. Pero creo que eso tampoco aquí importa demasiado.

    • Gracias Alex por tus comentarios y observación acerca del relato. Es lo bueno de la escritura, siempre abierta a interpretaciones. Un saludo

  9. El agradecimiento por estar vivo, y el reconocimiento a la lucha diaria entre las luces y sombras que inexorablemente forman parten de nuestra existencia desde que el mundo es mundo.
    Te deseo mucha suerte.

    • Gracias Furtiva por tu comentario. Esa lucha de la que hablas continua efectivamente para lo bueno y lo malo. Saludos

  10. Odiseo González

    Sí es un día más. Para la mayoría de los hombres, siempre ha sido una mala época para vivir. Suerte

    • Gracias Odiseo por tu comentario. Aunque mala hay que seguir en la lucha diaria y tener algo de lo que sentirse orgulloso, ya sea de uno mismo o/y de los que te rodean.

  11. Sí, Barro, siempre hay cosas bellas por las que dar las gracias, a pesar de la época que nos ha tocado vivir. Mucha suerte.

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