Suelo desayunar con la vista en estéreo. Un ojo en el iPad, otro en la tele. Con el primero hoy leía un retuite -¿se traduce así, a lo plano?- de nuestro presidente del jurado Lorenzo Silva en el que remite a una galería de fotos de guerra escalofriantes o, como mínimo, duras de revisar. El otro ojo se me iba al telediario, trufado de violencia y amarguras. Hubiera podido fundir las visiones de ambos ojos: desaguaban en el mismo canalón. Rondando mi cabeza la pretensión de escribir en esta tarde de Sábado Santo el artículo sobre un encuentro de amistades literarias. Una fiesta del lenguaje.
Y, ¿qué queréis que os diga?, a mí estas mezclas me dan mucho que pensar.
En esencia, lo que hemos vivido en Murcia tiene que ver con el deseo individual de aprender y el colectivo de compartirlo. «Yo también leo, comento y escribo», reza la camiseta que me regalaron en la fiesta del certamen anterior. Equivaldría a un «yo también quiero escapar de la ignorancia», ¿no? Porque para comentar con criterio se requiere haber escrito a menudo, y la única academia del escritor es la lectura, como defiende Vargas Llosa, la escuela del conocimiento.
Volviendo a la red social, algo más allá en mis siguiendo, Antonio Muñoz Molina afirma que en España lo que nunca ha faltado son los defensores de la ignorancia. El bastón del poder político se hace tanto más efectivo cuanto mayor es la capacidad de su dueño para anestesiar cerebros. Nada como la ignorancia para, por ejemplo, perder el norte, vestir uniforme militar y acabar de carne de cañón. Este magnífico escritor postula el aprendizaje como herramienta necesaria para conseguir y mantener derechos fundamentales. El saber, dice, mejora y libera.
Comentaba antes sobre el fotoperiodismo bélico y la violencia a granel desde la pantalla. No se ha inventado mejor defensa contra la barbarie que nos rodea, contra la imbecilidad social consolidada y admitida en la rutina del día a día, que la adquisición de unos mínimos niveles de conocimiento, materializados, entre otros ámbitos, en la escritura. Hablo de escritura proletaria, de infantería, la que nace del simple manejo de la palabra –en soledad, sin ella no hay literatura verdadera- retada desde nuestros sentimientos íntimos, en su más pura desnudez, bajo esa dorada paciencia de una labor tan bohemia. Escritura siempre nacida de la pasión -no sólo de las técnicas propias del oficio- que provoque en el lector la emoción por encima del aplauso. Igual que una carta de amor sin destinatario conocido. Al escribir ficción el dolor circulante se transforma en belleza, puesto que se inventa para huir de la cotidianeidad. Además, el tiempo que la escritura demanda nos lo devuelve colmado porque permite acceder a existencias de años que, incluso circunscribiéndonos a dos mil palabras, pueden conquistar mundos imaginarios, llevarnos a coronar esa cumbre resbaladiza y fugaz, pero plena, de la creación. Partiendo de cero, de la página en blanco.
Una fiesta de Canal Literatura siempre me ha parecido que tiene cierto aire de celebración de esponsales para los más jóvenes y de renovación de votos para aquéllos entre los que me cuento. Los primeros puede que vengan de descubrir en el arte de la escritura una compañía de vida magnífica, un ejercicio de sofisticación intelectual extraordinaria que, no obstante, está al alcance de cualquiera. Como regalo, debe accederse previamente al recurso imprescindible, la lectura, que, como defendía con tino el profesor Belmonte, representa tal terapia liberadora de tensiones que incluso puede ahorrar visitas al psicólogo. Para los segundos, los veteranos, la confirmación de seguir caminando por la senda acertada de cara a conservar las luces mentales con la mejor puesta a punto posible. Los votos a cuya renovación me refería son los de la consagración a cierta suerte de felicidad que nace de un poema o una narración bien redactados. Algo que no es baladí.
Entre los unos y los otros se mueve la nómina jubilosa de amigos y colaboradores de esta web, empeñada tenazmente en acercar el escritor a los lectores. Ese escritor que todavía no fabrica superventas ruidosos, pero que se aplica con entusiasmo en la tarea de mover su fantasía y seducir, o hasta hipnotizar, con las historias que van creciendo desde el complejo laberinto de su caverna interior.
De éstos hubo varios el viernes y el sábado. Suerte en su trayectoria humanista a mi estupenda vecina Mati, a Elena y a Manuel, a la reconocida poetisa Yolanda Sáenz de Tejada, a Felisa y a Amalia. De Carmen Posadas, la madrina de la Asociación, a estas alturas poco cabe añadir sobre su cercanía y excelencia. Por supuesto, enhorabuena a los finalistas y ganadores de poesía y prosa. Y a todos los participantes, del primero al último, como tuvo la generosidad de apuntar la jovencísima ganadora de uno de los dos primeros premios.
Y aquí me vais a permitir citar individualmente a quien se llevó el premio del público en narrativa, mi amigo Ángel Guardiola, el comentarista más fecundo que ha existido desde que se inventó internet. En la edición anterior le cayó un camarada con el que compartir podio, en esta ocasión se ha más que merecido la gloria vigorosa de subir en solitario al cajón más alto. Felicidades, colega. Para mí siempre serás el genuino Love de Pega, el mejor mecánico para los avioncitos piopiantes y el único “alter ego” creíble del pirata Barbanegra. Carisma natural, básico y sin contaminantes.
No hay familia sin madre. O no debe haberla. En Canal Literatura esa madre se llama Luisa Núñez. Año tras año suple recursos con voluntad y fe. No hay, ni habrá en el futuro, reconocimiento lo bastante justo al esfuerzo de esta mujer por alentar la cultura popular desde la poesía y la prosa en español. Y en consecuencia, como antes comentaba, por alejarnos del peligro de oscurantismo social que nos invade, a veces sin que sepamos percibirlo.
Gracias por vacunarnos contra la estupidez. Por mejorarnos. Por liberarnos. Sin dejar de soñar.
Para ella va el más afectuoso de mis abrazos.
Rafael Borrás Aviñó
PD.- Espero que estas líneas, escritas a modo de reflexión casi inconsciente, os impulsen también a ir formando parte de ellas.
Ya es Domingo de Gloria. Finalmente redactar este artículo me ha llevado un buen puñado de horas que he hurtado a otros placeres festivos. Es tarde para arrepentirme, y, además, ni tengo vocación de Morfeo ni quiero estar gordo.
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Fotos: ©JOAQUIN ZAMORA
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Una crónica de la celebración que es tan buena como tus relatos. Creo que con cada frase nos has llevado de la mano a vivir y compartir esos buenos momentos. Mi enhorabuena a esa gran familia literaria que se implica por continuar difundiendo la palabra, también a los ganadores, finalistas y seguidores de la web.
Y para el autor de «Fiesta del lenguaje»: leerte siempre es un lujo y un antídoto contra cualquier virus. Gracias por esta buena historia real.
Querido Rafael, una crónica reflexiva y acuñando términos más que interesantes: «escritura proletaria, infantería literaria». Y que me dediques, al final de esta crónica, estas bonitas palabras después de tantos años de trabajo es sin duda muy reconfortante. Pero al “alter ego” creíble del pirata Barbanegra, Angel Guardiola Gómez lo has clavado: Carisma natural,básico y sin contaminantes. Genial.
Un fuerte abrazo
Generosos amigos con nombre de arcángel y de virgen: siempre es de agradecer que le recuerden a uno, aunque sea por su condición de pirata.
Os despido con un palíndromo: gracias mil, mil gracias.
Señor Rafael Borrás, usted sabe que esto no es exactamente una crónica, pero eso es precisamente lo que hace este texto mucho más cercano y apetecible. Observo que ha desempolvado usted una vena poética que va dejando su poso en el buen hacer de su pluma.
Conozco esta casa hace algunos años ya. Es una ‘vivienda’ Literaria en la que habita gente estupenda. Algunos ya consagrados en el mundo de las letras y otros, parafraseando el término que usted mismo acuñó ;), deliciosos ‘genios plebeyos’ que la artífice de todo este tinglado, la señora Luisa Núñez, alimenta como verdaderos hijos. Porque este mujer, como usted describe tan acertadamente, es la Madre de Canal-Liteartura. Una Madre que sopla con sus alas los sofocos de sus polluelos cuando más lo necesitan. Una Madre que alienta y bombea el corazón de la cultura como jamás he conocido, reposando sus tintes en la sencillez y humildad. Una Madre que nunca se viene abajo y que jamás tira esa manta con la que tan cálidamente nos arropa.
Un diez para usted, señor Borrás, por acercarnos a Canal-Literatura con tanto cariño y franqueza (precioso lo de la «fiesta del lenguaje», donde las letras se echaron sus bailecitos, jejeje 😉 )
Un diez para Luisa Núñez por escogerlo para escribirlo y por su ardua y constante labor para con esta bendita Web.
Quien dice diez dice infinito o puntuación que se sale de los baremos humanos.
Un saludo para todas las personas que hacen que todo esto sea posible día tras día. Mi más sincera enhorabuena para los ganadores, finalistas, presentadores de libros y, por supuesto, todo mi cariño a la larga lista de participantes en este Noveno Certamen que han hecho posible que la varita mágica llegara con sus sorpresas 😀