Cuando una mujer vale lo mismo que un teléfono móvil. Por Carme Chaparro

En Asia 100 millones de mujeres han muerto, o no han llegado a nacer, sólo por el hecho de su género. Sólo por el hecho de ser mujeres.

Os lo contaba en el post anterior. Niñas que no han podido nacer porque los padres preferían a un varón, o a las que han matado poco después de su nacimiento porque no había dinero para una ecografía que descubriera el sexo a tiempo, o a las que no se les ha dado tanta comida como a sus hermanos varones, o que no han recibido la misma asistencia sanitaria que los chicos. Pero también mujeres, asesinadas por un crimen de honor o por una dote. Así, hasta 100 millones, según cifras de la ONU. La mortalidad de las niñas es 1,5 veces superior a la de los niños. En regiones ricas de la India, como Punjab, mueren 4 niñas por cada niño.

Y no la más importante, pero sí una consecuencia paralela de este feminicicio (y que no puede obviarse) es el aumento exponencial de hombres solteros, que está disparando el tráfico de mujeres para matrimonios forzados o prostíbulos.

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En las zonas rurales necesitan esposas que les den hijos y que cuiden del hogar y del campo, así que, los que se las pueden permitir, «pagan por ellas, contratan a redes de traficantes de personas para que les traigan mujeres de otras regiones», me contaba la periodista francesa Bénédicte Manier, autora del libro “Cuando las mujeres hayan desaparecido”. «No es caro: una mujer vale lo mismo que un teléfono móvil. Incluso hay familias que están comprando niñas para educarlas como futuras esposas de sus hijos. U hombres solteros que le pagan al vecino una cantidad mensual para acostarse con su esposa. Para amortizar a una mujer, se dan incluso casos de familias que compran una esposa, y cuando da a luz a un varón, la revenden a otra familia, que la vuelve a vender cuando ha dado a luz a un varón.”

¿Y si no se puede pagar una esposa? Pues se comparte. La compran entre varios. «En algunas zonas se están dando casos de poliandria: la familia paga por una mujer, a la que violan sistemáticamente el marido, los hermanos y el padre”, explica Manier. La escasez de mujeres también ha multiplicado el negocio de tráfico de personas para prostíbulos. Se raptan miles de niñas y de mujeres para llevarlas a los burdeles de las grandes ciudades. La prostitución se ha disparado. También las violaciones colectivas.

Y no sólo en Asia. Algunos de los países de la antigua URSS, como Georgia, Armenia y Azerbayán, presentan ya un brusco aumento de los nacimientos masculinos: 118 niños por cada 100 niñas. Human Rights Watch ha denunciado que un tercio de los matrimonios de Kirguizistán se basan en la práctica de secuestrar mujeres jóvenes y violarlas antes de forzarlas al matrimonio.

Dentro de 10 años los países más afectados, China e India sobre todo, tendrán que gestionar la existencia de 68 millones de hombres solteros. Será una situación excepcional. Hasta ahora siembre que ha habido un déficit, era de hombres, sobre todo, tras las guerras. Pero nunca han faltado mujeres. Nunca tantas mujeres. En algunos lugares ya se han disparado los índices de violencia y drogadicción entre los hombres jóvenes. Nadie sabe cómo funcionará una sociedad que alcance este tremendo desequilibrio. ¿Guerras para que mueran hombres? ¿Emigración masiva a países ricos? ¿Aumento de la violencia? La ONU alerta de graves consecuencias. Pero, ¿cuáles serán? Desgraciadamente, lo sabremos, y dentro de poco.

Carme Chaparro

Fuente: Blog de la autora – Msn Noticias

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