Reflexiones de verano. Por Santiago Tracón

Verano

 (Foto: S. Trancón)

El yo, en cuanto fracasa o es golpeado, se entrega a la muerte.
Prefiere morir a perder el control.

La relación entre lo pequeño y lo grande no es sólo cuantitativa.
La cantidad modifica la cualidad.
Un arroyo no es navegable; un río sí.
Si caes a un arroyo no te ahogas; en un río, sí te puedes ahogar.

El mal existe.
Los malvados existen.
Pero, para que los malvados actúen,
se necesita que otros se lo permitan.

Todo poder, aunque sea democrático, tiende al totalitarismo.

La identidad más necesaria es la identidad democrática.
Sin ella, todas las demás identidades sobran.

Optimista es el que actúa para que las peores previsiones no se cumplan.

No basta con negar o rechazar la irracionalidad.
Hay que desactivar la racionalidad interna de lo irracional:
las emociones que lo sostienen.

Lo que importa no es quién eres, sino qué haces con lo que eres.
Lo que importa no es qué tienes, sino qué haces con lo que tienes.
Qué haces y qué sientes con lo que haces.

No basta con conocer la verdad, hay que decirla.
No basta con decirla, hay que saber difundirla.

 

 

Santiago Tracón

Blog del autor

Un comentario:

  1. Magníficas reflexiones de verano que nos han de servir para toda la vida.
    Un abrazo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *