De pronto reconoció su voz en el andén.…. Por Rodrigo Riera

¿Por qué me oigo a mí mismo, si no estoy solo en ninguna estación?……..

Bebo un sorbo y miro por la ventana…….
Té del valle del Brahmaputra, esencia de barrancos milenarios, sabor a tierra amarga de la India que me traslada a un banco de hormigón en un túnel subterráneo.

Bebo un sorbo de té Shan y aprecio las figuras de las mujeres que cargan las hojas de té en las montañas de Taunggyi en Myanmar, aroma de cofre envejecido lleno de flores silvestres,………..que me lleva al asiento de un expreso ruidoso.

Tomo un poco de té Pekoe, acompañado por la lluvia incesante de Ceilán que permite deleitarme con el ocaso del sol en una playa de arena blanca con palmeras, con un regusto a herrumbre en el paladar………….. Y camino por un pasillo estrecho con gente sentada a ambos lados.

Como último trago elijo té verde de Azores, a las orillas del Lago de las Siete Ciudades, con reminiscencias a césped recién cortado…………… Me encamino hacia la puerta para bajar en la siguiente estación.

Presiono el botón y asomo la cabeza para mirar hacia atrás………………………………
ÉSA ES MI VIDA, un tren que cruza sin detenerse por pueblos que no conozco, pero en el que puedes disfrutar bebiendo tés mirando por la ventanilla.

Dedicado a:
A mis abuelos, que aunque prefieren el café, han tomado muchos tés en su vida

 

Rodrigo Riera

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