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Página destinada al 9 Certamen de Narrativa Breve 2012, relatos, ganadores, entrevistas, noticias, finalistas, crónicas, literatura,premios.

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108- Alma de carrusel. Por Dies Irae

Hoy hace justo un año, papá le regaló por su cumpleaños la caja de plastilina con piezas de todos los colores. Ahora falta el rojo. Ángel toma otra pieza, ya no importa el color, y la aprieta entre los dedos.

Cuando terminaron de comer juntos la tarta, retiró el resto de los libros y juguetes, rompió el celofán transparente y empezó a amasar las piezas de colores. Se levantó y cerró la puerta para no distraerse con las voces de papá y mamá en la cocina, medio ahogadas por los goles cantados del Carrusel Deportivo. Ángel creía que los partidos de fútbol en la radio eran la afición favorita de papá y mamá. La plastilina roja se le amansó en las manos hasta ser traspasada y sintió el filo de las uñas rasgando el dibujo frágil de su vida. Tiró la caja al suelo y aplastó las piezas a golpes con los pequeños puños cerrados. El último sonó como un chasquido de madera o huesos, pero él no sintió dolor. Luego escuchó el ruido de la puerta de entrada y se asomó a la cocina sin hacer ruido. Papá no estaba, mamá estaba sentada, de espaldas, escuchando el partido de la jornada. Sin volverse, lo mandó a su cuarto con su voz de palomas temblorosas.

Volvió al comedor y recogió con esmero los pegotes de colores adheridos en las baldosas frías, raspando con la uña las junturas. Luego modeló un corazón de plastilina, grande, rojo, con ojos verdes y sonrisa amarilla y lo dejó sobre la mesa. Llevó a su cuarto los regalos, se puso el pijama, hizo pis, se lavó las manos y los dientes, apagó la luz y se acostó.

Se durmió pensando en que, después del verano, el tiempo se convertía en un reloj de arena al que le engordaba la cintura casi hasta desaparecer. Empezaba el colegio, pasaba su cumpleaños y, antes de darse cuenta, caían las hojas de los plataneros, volvían las bufandas al armario y tenía que ir al cementerio. Ángel odiaba la espesa altura de los cipreses, la linealidad de las lápidas y el miedo atroz a leer los nombres inscritos en ellas, y no quería otra Navidad sin mamá, de visitas al hospital, de sabor a sangre o vómito que le subía por el esófago cuando veía al médico que no había sabido salvar a su hermanito. No quería otra Navidad cenando solos y en silencio, papá corriendo los muebles, montando la pista de carreras en el salón, antes de decirle que no se acostase tarde y encerrarse en el dormitorio. Ella había vuelto a casa en Reyes: le abrazó tan fuerte que le hizo daño. Entonces tuvo la pista de carreras y un tren eléctrico, pero los muebles del salón volvieron a su sitio y le obligaron a montarlos en su cuarto y a tener la puerta cerrada porque el ruido de los motores les molestaba. Era cierto que los de sus coches de carreras sonaban casi como los de verdad cuando los veía en la tele con papá. Le gustaba ver las carreras con papá, ese ballet de ruedas y alerones, el trazado perfecto de las curvas, aunque cerraba los ojos si había un accidente. No le gustaban los accidentes, le daba miedo la sangre. Incluso le asustaba la escayola de mamá cuando se rompió el brazo en marzo, justo antes de Semana Santa, en una caída al bajar del autobús, qué tonta, le parecía una excrecencia fantasmal y obscena.

Por eso había pasado la Semana Santa en casa de los abuelos, asomado al balcón desde donde, un atardecer, vio pasar a un Jesús ensangrentado y sufriente, las llagas en carne viva, las espinas clavadas en su frente y la espalda con las heridas sinuosas de los látigos. Y detrás de él, a María derramando lágrimas como perlas blancas, acompañados por un retumbar monótono pero creciente de tambores. Ángel envidió el resplandor de las corazas y espadas que llevaban los romanos. Cuando terminó la procesión, buscó el cuchillo grande que el abuelo usaba para cortar cecina y lo escondió bajo su almohada. Pero antes del verano, y de las vacaciones, mamá encontró el cuchillo, se lo devolvió al abuelo y lo mandó castigado a su cuarto. Luego le llamó para la cena y lo abrazó y le hizo prometer que no iba a volver a hacerlo nunca más.

Al terminar el curso, pasaron a despedirse de los abuelos antes de partir hacia quince días de apartamento alquilado con derecho a aire acondicionado y vistas al mar. Quince días de piel quemándose capa tras capa en los que mamá hace la compra y guisa y limpia el apartamento, mientras papá le vigila desde la sombra del chiringuito, la misma canción machacona de cada verano, el mismo suelo de cabezas de gamba y manchas de cerveza. Ángel se mete en el agua apenas hasta mojarse el pequeño bañador rojo porque no sabe nadar y le dan miedo las ridículas olas llenas de algas con su espuma blanquecina y pegajosa.

Fue el último día de vacaciones y la ciudad parecía asfixiarse. Había vuelto de la playa intentando que el ruido del motor no ahogase el recuerdo rumoroso de las mareas, sin querer ver en el retrovisor la mirada de papá concentrada en el horizonte bajo el ceño fruncido, ni el levísimo temblor de los hombros de mamá. Ahora ella había tendido la ropa y, mientras la lavadora emprendía otro runrún monótono, preparaba la plancha. Un sol que silenciaba los cantos de los jilgueros y una brisa de desiertos sin arena secaban tan deprisa las sábanas y las toallas que quedaban rígidas y apelmazadas. Papá sudaba en el sofá, bebiendo cerveza helada para no pensar en la vuelta al trabajo, ante el televisor encendido y un ventilador que removía el aire espeso. Él estaba tumbado bocabajo sobre su cama, en calzoncillos, perdido en un país desconocido donde cada lago escondía un secreto que sólo podría descifrar la mujer más hermosa. De vez en cuando movía las piernas, buscando un poco de frescura en la colcha de ganchillo. Escuchó un ronquido de papá y vio pasar a mamá por delante de la puerta de su cuarto, cargada con la bandeja de mimbre trenzado, llena de ropa para planchar, y el cardenal en su pómulo derecho, tintado de violetas, azules y amarillos hacia el arco del ojo. Idéntico al de las costillas que vislumbró cuando, después de bañarle, se agachó a recoger del suelo una toalla, el del golpe contra la puerta del armario, precisamente el día dela Madre, qué torpe. Parecido, quizá un poco más azulado, que el de las vacaciones, mira que tropezarse con las maletas que ella misma alineaba en el pasillo la noche antes de irse, qué tonta, y que le obligó a ir de manga larga cuando, en la playa, salían del apartamento al anochecer a comerse la brisa fresca de las estrellas y ver la luna rota en el reflejo del mar. Los púrpuras, quizá, menos vivos que los que sobresalían del borde de la escayola de Semana Santa. El cerco amarillo no tan verdoso como el que le quedó en la tripa en Reyes, los Reyes anteriores, después de haber perdido a su hermanito porque se le enganchó el tacón en la escalera mecánica y se pegó contra la barandilla, pero qué tonta. Los últimos Reyes se había partido el labio contra un grifo del baño, limpiando la bañera. Hay que ser torpe y tonta. Éste del ojo, piensa mientras vuelve al libro, no sabe cómo se lo ha hecho, pero papá le gritaba “eres tonta” por encima de los goles del partido de la jornada del Carrusel Deportivo de la Cadena Ser. Aunque hubiera terminado la liga siempre había goles y Carrusel Deportivo en la radio, incluso el último día de playa.

Ángel, hoy, toma un trozo de plastilina, de cualquiera de los colores de un cardenal excepto el rojo, porque rojo no queda: hay blanco, amarillo, verde, marrón, azul, negro. Toma uno cualquiera, sin fijarse, lo amasa entre los dedos y recuerda que escuchó el ronquido de papá. También recuerda, vagamente, algo como un rugido sofocado, un gemido de esfuerzo. Apenas nada más que ese suspiro, jadeo, grito ahogado, exhalación, vida o muerte saliendo violentamente de los pulmones, los pulmones de papá, de mamá, los suyos, no puede recordarlo. Sólo ese sonido de viento en una gruta, que no sabe si fue como de morir o como de matar, nada más desde que oyó el ronquido desde su cuarto hasta que vio a papá en el salón, que se había deslizado hasta el suelo, con el cuchillo del abuelo clavado en el pecho y los ojos cerrados y la boca abierta como cuando dormía, y la sangre ya espesa escurriendo de la herida. Sin embargo, recuerda algo más claramente haber visto a mamá limpiar el mango con un paño de cocina y apretar luego la palma de su mano aferrándolo, sin importarle que el delantal y sus rodillas se empapasen en la marea que se extendía, muy despacio, sobre las baldosas. A partir de ahí recuerda todo. Recuerda perfectamente que pensó en la sangre viscosa y caliente y el suelo fresco y sus pies descalzos. Recuerda que sobre la camiseta blanca de tirantes se secaba deprisa la sangre, mostrando todos los tonos del rojo, casi anaranjado al lado del cuchillo, casi negro ya el borde del dibujo confuso, indescifrable, hipnótico, y, entre ellos, el rojo rojo, rojo plastilina, como los regueros que bajaban de la nariz de mamá el día del último cumpleaños de Ángel, cuando en el Carrusel Deportivo cantaban gol y ella se tropezó con la silla de la cocina, qué tonta, y cuando se asomó la vio reflejada en el cristal de la puerta del tendedor como en un espejo sobre la noche negra del patio de luces, los regueros de sangre más seca escurriendo por el canal misterioso de sus pechos, la silla con un brote de astillas o de huesos al aire, como un crecimiento espontáneo y sorprendentemente blanco, pero ahora sabe que el balón no tiene en su alma de carrusel los labios partidos.

Ángel está haciendo el último curso de primaria en la escuela del pueblo de los abuelos y luego, ya veremos, dicen. A veces hablan del abogado, de un recurso, defensa propia, dicen. Una vez al mes le dejan visitar a mamá y ella le cuenta que cada noche besa el corazón rojo de plastilina que tiene apoyado en la pared, sobre la mesita.

367 Comentarios a “108- Alma de carrusel. Por Dies Irae”

  1. Dies Irae dice:

    Esto empieza a darme miedito. ¿El espíritu del asesino es un psicoanalista argentino que me echa la culpa de la desaparición de Don Juan a causa de mis múltiples personalidades? ¿Matar al padre, dices? ¿Eres de la escuela filosófica de Karl Jaspers, el del ambientador de limón?

    ¡Ah, ya veo! Todo cuadra… Es una conspiración judeo-masónica, lo sé… quijotes múltiples, ángeles varios, gatos (seguro que todos son negros), asesinos y asesinados, cadáveres, cementerios, fantasmas de escritores -mira si no, este Edgar Alan Bécquer que me desea suerte desde el más allá (gracias, señor mío)-, librillos parlantes, venganzas, apocalipsis, meteoritos, eclipses, sangre, sueños… Luz de gas: me estás haciendo luz de gas.

    Todo un castigo por haber nombrado a Nietzsche, me temo… Voy a pedir auxilio a Bonsai: quizá su Terapia musical me ayude. O a Lamari, que seguro que me da un par de leches y me sienta en tierra firme. En fin, no sé… como último recurso, que sea con veneno. Un veneno rápido, indoloro, literario y femenino, por favor.

    ¡Ay, qué triste vida!

  2. Edgar Alan Bécquer dice:

    ¡Ay qué triste vida!

    Suerte

  3. El asesino de Morfeo. dice:

    ¡Deja de mirarte en los espejos y piensa! se trata de matar una de tus personalidades, un poquito nada más, lo justo para dejar libre a Dies Irae, que la tiene amordazada a la pobrecita; sin procesos dolorosos, sin seguros, simplemente dejándola que vuele a reunirse con sus amigos. Quizás así deje de apuntarnos con el extintor y Don Juan se atreva a aparecer de nuevo, que lo tienes acojonado.

  4. Dies Irae dice:

    Me pierdo. ¿Encargar mi propio asesinato? Para eso debería hacerme antes un buen seguro de vida. Pero, además, si matas a la condesa, ¿quién se empolva la nariz? Dies Irae no lo necesita.

    Qué lío… debe ser esto de los espejos, igual estoy en un ascensor que siempre para en la planta equivocada. A ver si, al menos, entra el buen mozo del relato de Sierra Helada.

  5. El asesino de Morfeo. dice:

    Creía yo que al estar descarnado iba a ser más facil la comunicación por las ondas de lo que sea ésto, pero no…¡Mira cómo me has dejado, lleno de espuma del extintor y de mocos de los cazafantasmas!…te dije que todo estaba bien, que el diablo solo se ocupaba de encender la chimenéa, que te encargaras de reponer la despensa para que todo el mundo se sintiera a gusto en la vieja bodega y tu..¡Hale, todos contra la pared! el pobre Lilitú está pensando en abandonar, dice que no son formas, el gato se salvó pero, de nuevo tiene modales arrabaleros y Don Juan no se digna aparecer por miedo a ser rociado de espuma blanca y pegajosa…dice que así no hay forma de ligar.
    Tranquilizate, Iri, no quisiera pero estoy pensando en retomar mi profesión de asesino y acabar con la condesita para que podamos divertirnos de nuevo, sin sales ni nada. Quizás así pueda dedicarse a empolvarse la nariz, a pintarse el lunar y a preparar una fiesta para los Reyes Magos de Lamari que se han puesto traje campero para ir a ver a mi Niño Jesús en el portal.
    Tu misma, si te apetece que terminemos con las formas condesiles no tienes más que decirlo.

  6. Dies Irae dice:

    El misterio de los robots es insondable. Unos comentarios (muy pocos) aparecen, el resto no…

    Gracias, Lovecraft, igualmente. Y enhorabuena por haber terminado tu trayecto y haber sido capaz de dejar unas palabras respetuosas y sinceras en cada uno de los relatos y, además, desde el conocimiento.

    Pigmalión, nos querremos y nos besaremos si hace falta. He quitado el enlace directo, quizá sea causa de expulsión, aunque veo que en algún comentario sigue activo.

    Espíritu del Asesino de Morfeo… ¿dónde estás? Llamé a los cazafantasmas, barrí las cenizas en la bodega, le descargué al incendiario un extintor 2.0. Salvé al gato, eso sí. De comer y beber ya no quedaba nada. Yo no pienso dejar este mundo, y menos entre llamas (¡pupa!), pero parece que ahora vivo en un laberinto de espejos. Sólo de vez en cuando consigo asomarme a una puerta y dejar un mensaje de socorro.

    ¿Y Don Juan? ¿Descansará en su tumba hasta el fin de los días?

    Veremos si con éste no me he pasado de la raya.

    Besicos a todos.

  7. Dies Irae dice:

    Gracias.
    :'(

  8. Pigmalión dice:

    Morfeo:

    Me encanta que seas tan «cuentista» y tan lúdico.

    Dies:

    Este finde me hago mi nuevo Facebook (el de Pigmalión) y seré tu amig@ ¿Me querrás? ¡Verdad!

  9. El asesino de Morfeo. dice:

    El Espíriyu del Asesino dice:

    «Cuando crees que me ves
    cruzo la pared.
    Hago ¡Zas! y aparezco a tu lado»
    Andaros con ojo que ahora soy omnipresente y escucho todo lo que murmurais…si me apetece. Que no, Bonsái, guarda el cuchillo en la manga del kimono y deja en paz a la pobre Iri. Estoy encantado con mi nuevo no cuerpo, sin cachaba y sin tener que ir a mear cada dos por tres. En cuanto a Lilitú, es un diablo cojonudo que controla bien su lava y también nos hemos traido al gato de Siempreviva, que, de momento, se ha hecho el amo de mi sillón.
    Ya les he dicho quien manda en la vieja bodega y todavía están descojonándose, pero de buen rollo.
    Un beso para las dos y nada de viudas ni de llantos
    ¡Jazz!

  10. Dies Irae dice:

    ¡¡Las sales!! ¡¡Que traigan las sales!! ¡¡Que a la señora Condesa le ha dado un vahído (¿la h rompe el diptongo o hay que poner tilde?)!!

    A ver, que esto no estaba en mi guión, pordió. Tanta improvisación en este teatro y a mí se me da fatal, que en el fondo soy tímida. Pero si yo sólo llevaba del bracete a mi Nachtzehrer… ¿Qué demonio ni demonio? ¡Ah! Pero si era el Sr. Kraft, mi vulcanólogo favorito… ¿Un incendio? ¿Yo viuda? ¡¡Jamás!! ¡¡Ni hablar!! Prefiero ser (jejejé, ¿cómo lo habíais adivinado?) el muerto en el entierro.

    Ahora voy, a salvar el pernil al que le había echado el ojo y los restos de manchego curado que queden en la fresquera. ¡Espíritus a mí! ¡Estaríamos buenos!

  11. Bonsái dice:

    Dias Irae:

    En mi casa Asesino se despide del mundo. Creo que es una especie de suicidio. Pero me deja un mensaje que parece incriminarte. En una parte de su carta, dice así: “…soltar a un demonio que vino con Dias Irae en la fiesta de Bram Stoker…”
    La hiciste buena con llevarle ese demonio. Ahora resulta que se ha entregado al fuego y tú, pobre viuda, tendrás que vagar por el mundo sintiéndote la causante de su muerte… Creo que te perseguirá como un fantasma por toda la eternidad…

    Un abrazo y mi más sentido pésame.

  12. Dies Irae dice:

    Hola, Tomás. Te pido disculpas, a ti y al foro, por haber contestado «airada» (Ése carácter, niña, ése carácter). Mira por dónde caigo en polémicas privadas con lo que me molesta ver las ajenas.

    Lo siento, insisto, y lo hago en público igual. Yo no sé cómo encontrarte más discretamente.

    Besico.

  13. Tomás dice:

    Vaya lo siento, creía haber dado una opinión franca y desenvuelta sobre la dificultad del anonimato y me encuentro una señora airada que me insulta a destajo viendo fantasmas donde no los hay.

    Que eres inexperta ya me doy cuenta, porque poner una frase en Google no es especialidad de hacker y no se tarda diez minutos, eso lo hacemos todos mil veces al día y es legal; la única responsabilidad es de quién da pistas, no de quien se informa sobre un seudónimo que convoca a un sitio privado. He pecado de ingenuo, porque yo al menos te lo he dicho, cuantos más lo harán sin decir nada. Por cierto has dado otra pista, por lo visto también hay fotos tuyas donde estas genial para tu edad. Eso es decir: «buscalas».

    Te he dado la razón y he dicho que creía eras veterana. Tener varios seudónimos, es lo habitual (eso ya lo habías dicho tú antes) y ni los he nombrado ni he dado dato alguno. A decir verdad, muchas de las cosas que dices por aquí son mucho más impropias para este concurso que lo que he dicho yo. Yo no voy a la fiesta de otro a llevarme los invitados para empezar.

    A mí no me molesta nadie, porque sé cerrar el ordenador cuando estoy cansado sin ningún problema, no tengo que dejar comentarios edulcorados para que me voten ni hacerme el “chachi” ni estar aquí 24 horas para figurar en ninguna lista. Lo de verborragia lo dices tú, yo lo llamaría de otra forma.

    Pero lo que ya me deja turulato, es ver tus amigos haciéndote la ola, la pelota y siguiendo este estúpido juego.Francamente si fueras tan a las claras no hubieras reaccionado tan bruscamente a mi comentario.

    Si alguien me insulta sin motivo contesto.Y te has pasado tres pueblos, pero si crees que eso coartará mi forma de expresarme, olvídate. Siento, como digo,haber pecado de ingenuo.No volverá a pasar.

    Chica, si te va la marcha, tú misma.
    Total decepción maja.“lagarto, lagarto”.
    Sigo a lo mío.

  14. Dies Irae dice:

    Disculpad, vos y todos, el olvido en la autoría de los versos en mi mensaje. No por más que conocidos se debe obviar a su autor, Kavafis.

    Y aprovecho para insistir en que, aunque para algunos no sea complicado desenredar ovillos, los miserables que aquí nos juntamos andamos más pendientes de letras que de bites. Dies Irae, hasta donde yo alcanzo, sigue siendo anónima. Y juro que ¡nunca volveré a pasar hambre!

    Ya me he liado… digo, que, bajo mi techo, os quiero con máscaras. Sencillas: un cartón con un par de agujeros, el mismo seudónimo que aquí usáis, pasado por el filtro de las omnipresentes redes sociales. Y juro que no será por mi causa que caigan antes del fin del concurso.

    Y que besicos…

  15. Dies Irae dice:

    Salud y paciencia, Don Juan. Siempre bien hallada ha de ser en mi casa vuestra presencia.

    Dirección sin direcciones, pido a los participantes en el certamen. Vos, como aquellos que dicen ser sólo lectores, haced como os plazca. Tendréis calurosa bienvenida bajo ese cielo, bien sea en apariencia humana o espectral, masculina o femenina, descendiendo del cielo literario o surgiendo de entre las llamas del averno.

    Antiguas letras y dulces cánticos os esperan. Y si demoráis vuestro viaje, disfrutadlo.

    Itaca te brindó tan hermoso viaje.
    Sin ella no habrías emprendido el camino.
    Pero no tiene ya nada que darte.

    Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
    Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
    entenderás ya qué significan las Itacas.

  16. Firmin dice:

    Te deseo mucha suerte en el Certamen. Ahí llevas mi voto.

  17. Don Juan Tenorio dice:

    ¡Ave, Dies Irae!
    Gracias os doy por vuestros desvelos en no alzar los velos que os ocultan. Mas pregunto: ¿no es un nuevo peligro para el anonimato esa portada de hermoso cielo airado? Si hay que dar dirección…
    Buena tarde a vos, a quien impíos espías intentan dar caza. Mucha hambre corre por este mundo…
    Saludos admirados.Como siempre.

  18. Dies Irae dice:

    Pigmalión, un facebook con el nombre del seudónimo es suficiente, y hasta que no acabe el concurso no desvelamos nada. Simplemente es un nuevo registro en facebook, yo lo hice enseguida, a pesar de mi poca experiencia…

    De todos modos, igual si queréis esperar a que acabe esto, no hay problema. Estará abierto hasta algo desupués. Si surge algo interesante, ya veremos cómo y dónde. Y si no, pues a seguir con nuestras otras vidas, que a cada concurso serán más y más… aunque de poco sirva contra los expertos.

    Un abrazo.

  19. Dies Irae dice:

    Hola, Tomás.

    Yuuuuupi, cada día tengo más suerte. Ahora que lo estábamos pasando bien, apareces tú y sólo hace falta que digas lo buena que estoy pa mi edad y por qué se asustan algunos cotillas que me buscan en google. Y encima tendré que agradecerte lo que te callas, qué bien.

    ¿Yo he dicho «a que no me encuentras»? Estoy intentado, a las claras, organizar algo para no perder el contacto cuando acabe el concurso, avisando de que no debemos incumplir la norma y seguir siendo anónimos… ¿y se entiende al revés? Chico, no sé. Si te va la marcha, tú mismo. Yo no soy experta en nada, ya lo he dicho por ahí antes, y mis andanzas desde el año 2004 -¿no has encontrado nada antes?- no creo que sean del interés de nadie medio normal. Y desde luego, jamás perdería más de diez minutos (diez minutos sí, poniendo su nombre o seudónimo en google y mirando a ver qué sale, soy normalmente cotilla, no una enferma, creo), investigando a un desconocido -o.. ay, dios, igual no eres un desconocido- y menos lo pondría públicamente en el foro de un concurso. Más cuando acabo de dejar un sitio «algo» más privado para que me digas lo que quieras.

    Nada, hijo. Ya siento que te haya molestado mi verborragia y que te haya distraído de tu (supuesto) interés en el concurso de narrativa. Si quieres en privado, igual me encantará un curso de hacker o como se diga, siempre que sea gratuito. Ya sabes dónde, en cualquiera de mis facebooks, twitters, gemailes… por ahí nos vemos.

    Besico.

  20. Tomás dice:

    Cada día es más difícil mantener el anonimato tienes razón.Con una sola frase de tus 228 comentarios me he enterado de los foros en los que participas desde el año 2004,de al menos cuatro seudónimos y algunas cosas más que quedan sólo para mi por supuesto. Por suerte ni concurso ni soy jurado, solo un lector que pasa por aquí de vez en cuando. Pero ya sabes que es un reto para cualquier navegante experto que te digan ¿a que no me encuentras? Seguro que tu harías lo mismo ¿a que si?
    Pasaré otro día a leer el relato más despejado, hoy me caigo de sueño.

  21. Pigmalión dice:

    Dies:

    Ya he visto tu Facebook, me encanta la idea, aunque de momento no me atrevo a agregarte por miedo a descubrirme, ya sē donde acudir cuando acabe esto y quiera verte. Si me explicas como lo has hecho, puedo animarme a hacerme uno con el pseudónimo. Todo se andará… Besitos.

    P.D. Espero que cuando le dé a enviar no se me corra un espacio, ni me baje de renglón. Si ocurriera, por favor, discúlpame.

  22. Dies Irae dice:

    La «buena» de Dies Irae tiene no sé cuántas identidades en este mundo virtual, menos facebook de la real, que «lagarto, lagarto». Esto de mantener el anonimato cada día es más difícil, y mi memoria para acordarme de nombres y contraseñas, ya ni te cuento.

    Bueno, si no quieres hacerte un Lovecraft o un Napoleón, lo comprenderé. Pero contamos contigo, ¿eh? Incluso cuando ganes el concurso y seas rico y famoso.

    Yo se lo doy, si consigue aclararse un poco. Ya sabe que es una figura principal en este teatrillo. Y otro presunto ganador, claro.

    Besico.

  23. Dies Irae dice:

    Gracias, Pedro. Un placer verte, con coincidencias y todo. Mucha suerte de nuevo para ti, que ya va faltando menos. Y, por cierto, como voy diciendo por ahí, pinchando en mi nombre, arriba, he dejado un atajo para los que quieran seguir en contacto, manteniendo el anonimato hasta que acabe el concurso.

    Un abrazo!!

  24. Lovecraft dice:

    ¿Así que la buena de Dies Irae ya tiene su Facebook? Como Napoleón. Bien, bien. No te añadiré de momento a mis amigos para no revelar mi identidad, pero todo se andará, no te preocupes. Aunque debo reconocerte que no utilizo mucho esta herramienta (al contrario que Napoleón). ¿Las fotos son tuyas? Preciosas. Resulta que tenemos no solo una maestra de las letras sino también de las imágenes.

    Un abrazo (dale otro a Asesino, que tú lo ves más a menudo que yo)

  25. Por fin puedo escaparme de la rutina para empezar a hacer algunas visitas que tenía pendientes.

    Me ha gustado mucho el relato, sobre todo cómo los pensamientos inocentes del niño nos van dejando entrever la triste realidad de la situación que vive la madre. Llega al corazón.

    Como tú comentabas, el otro Ángel (el mío) se pasó también por tu relato, pero no creo que le susurrara al padre todas las respuestas, sino que se lo llevaría de la oreja.

    Por cierto, aunque todavía me faltan muchos relatos del certamen por leer, me resulta curiosa la coincidencia de motivos, e incluso de pequeños detalles…

    Te dejo mi puñadito de estrellas…

    Suerte y un abrazo.

  26. Dies Irae dice:

    Bueno, tú pincha en el Dies Irae coloradito y vemos si dominamos a los marditos roedore o no.

  27. El asesino de Morfeo dice:

    Ha sido un espejismo o tu sortilegio era de bruja novata…volvemos a la lentitud.

  28. El asesino de Morfeo dice:

    ¡Yuju, ésto va de puta madre…¿Que has hecho? bueno no me lo cuentes porque tampoco lo entendería, so bruja. Mira de lo que me acabo de acordar:
    «Jineteando una escoba cruzaba el añil
    de los cielos, la bruja mayor.
    La lechuza en el hombro y el gran tenedor,
    disparándole a la Cruz del Sur».

    ¿Recuerdas a Los Fronterizos?

  29. Dies Irae dice:

    Acojonaos, o como se diga, Asesino. ¿Has leído todo? ¿Has hecho casico? ¿Necesitas ayuda?

  30. El asesino de Morfeo dice:

    ¡Adios, ésto se activa…acabo de mandar los dos comentarios y te han salido de inmediato! los tenemos acojonados a los robots ésos.

  31. El asesino de Morfeo dice:

    ¡El Día de la Ira, estaría bien!

  32. El asesino de Morfeo dice:

    Ya estamos con los diálogos de besugos…¡Que no, que sólo era un hasta luego!me refería a la despedida hasta la noche.
    Tengo ganas de tirar de caretas en ese bar de Casablanca al que no hemos puesto aún nombre..¿O si?

  33. Dies Irae dice:

    Un momento, Asesino. Que no era una despedida, señor, qué hombre más literal.

    Pincha arriba del comentario, en mi nombre, y ponte a la faena. Hay que hacer cosas para que no se acabe el mundo, no sólo de pancartas vive el ser humano. Si necesitas ayuda, aquí estamos.

    Besico.

  34. Dies Irae dice:

    En agradecimiento a Pigmalión porque me ha dado pie para envolver este pequeño regalo, y para todos los enamorados de las letras, cuchipanderos o no, presuntos escritores o atentos lectores, amigos.

    “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos…”

    A pie de pista, un grupo de amigos contempla la silueta oscura de un avión que desaparece en el horizonte. Unos metros más adelante, dos hombres, uno de uniforme y el otro con un abrigo claro y un sombrero, encienden sus cigarrillos. El humo se confunde con la niebla y las luces de la pista de despegue se apagan.

    En el grupo, alguien enjuga una lágrima; uno carraspea incómodo y se emboza un poco más con la bufanda; otros también prenden sus cigarrillos para disimular la emoción. Hay brazos que pasan instintivamente por encima de los hombros contiguos, y otros que se entrelazan. Entre todos, forman una cadena y saben que ya no es sólo el principio de una hermosa amistad.

    Rick no volverá a ser el mismo. Su café seguirá abierto, y Sam tocará el piano, pero nunca más esa canción. De todos los cafés de todas las ciudades del mundo, ella tuvo que elegir el suyo. Quizá por eso necesitarán otro café, otro lugar donde juntarse y compartir su mundo. Alguien (Víktor) dijo: “Pregúnteme porqué se respira. No respire y morirá. No combata el mal y morirá el mundo». Sin embargo, para ellos, respirar es escribir, y necesitan un lugar donde evitar que muera el mundo, su mundo de palabras.

    Pasad por mi casa, pinchad en mi nombre justo aquí encima, donde dice en rojo “Dies Irae dice:”. Vamos a encontrar un sitio donde poder respirar cuando queramos, sin molestar a nadie.

    Abrazos y besicos.

  35. El asesino de Morfeo dice:

    Si que conocía a Don José Larralde. Hacía mucho tiempo que no lo oía, pero por casa queda algún vinilo de él. Viene al pelo esta canción para lo que pasa por aquí:
    Adios de guitarrero.
    Siempre ha de ser así,
    una palabra de amor
    un beso y una flor
    y un volver a partir.
    Buenos días y partámos a nuestros quehaceres.

  36. El asesino de Morfeo dice:

    Condesa, vámonos a casa de Pigmalión, quiere celebrar el setenta aniversario de Casablanca. Te espero con un vaso de guisqui (creo que puede escribirse así)con mucho hielo y ganas de cachondeo.

  37. Dies Irae dice:

    Gracias por el recordatorio y por la invitación, Pigmalión. La belleza de la historia y de sus imágenes en blanco y negro no morirán nunca. Hoy brindamos en Casablanca, sin duda, por la amistad.

  38. Pigmalión dice:

    Hoy se cumplen 70 años del estreno de Casablanca, amigos, vamos a celebrarlo al café de Rick,
    “presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad”. Dies, Morfeo, Bonsái, Rioja, Sol, Isótopo, Lovecraft, don Juan… Y tú también. Todos juntos a conmemorarlo sin guión preconcebido (como Casablanca y como la vida misma). Volveremos a oír “tócala Sam, déjame recordar… Tócala Sam, toca…”
    Si no pudierais venir, me ha dicho Rick que no os preocupéis, que “siempre tendremos París”.
    Tararará, tararará… El tiempo pasará…

  39. Dies Irae dice:

    ¡Muy lindo! Y hoy soy yo quien tiene que agradecerte. No conocía la canción ni al cantor. Lo busco y veo que es el autor de «Si se calla el cantor», la maravillosa canción que inmortalizó la Negra, la gran Mercedes Sosa. Lo escucharé más. Hermoso floklore el argentino… siempre cantando a las penas. A ver si conoces tú a éste: http://www.youtube.com/watch?v=GzCKpeGpN8w
    (¿Lo puse ya? Este alzheimer…)

    Te vas pero no te vas… algo bueno ha de tener este mundo virtual. Espero dar cuenta de mis costosos avances en breve.
    Besico.

  40. El asesino de Morfeo dice:

    Mira lo que he encontrado para leerte al calor de la chimenea:

    «La noche es joven y hay que darle un trago
    de rojo vino como roja sangre.
    Un trago largo sin mezquinarle nada,
    porque a veces la noche tiene hambre.
    Hay que darle a la noche de ese vino,
    que enloquece el corazón de las muchachas.
    La noche tiene un alma y esta noche,
    se acuesta boca arriba y se emborracha.
    La noche es joven y quiere ahogar en vino,
    la pena tonta que de tonta apena.
    Toma una flor, le arranca las espinas,
    y a perfumar la vida la condena».
    …….
    No se si recuerdas esa canción de Horacio Guarany, pero a mi me ha entrado ganas de escuchar de nuevo al viejo cantor. Buenas noches, espero que te gustara el cine.
    Por cierto, me ausento de casa, pero no estoy de vacaciones y la vieja bodega seguirá abierta…me llevo el ordenador.

  41. Dies Irae dice:

    Dominicales sean, y no menos de mil ni menos cálidos. ¿Seguís siendo Don Juan para nombraros? Grande salto en el tiempo dais para burlar a las máquinas miserables, vive Dios. Vos saltáis hacia atrás; yo lo intento hacia adelante, procurando dominar la arena de los relojes y el agua de las clépsidras entre los dedos de mis pies descalzos y crear un nuevo Golem que me obedezca.
    ¿Más quijotes? Mirad que varios hay por el certamen y uno o dos de ellos ya me cautivaron… Ah… pero del Siglo de Oro dejáis como nardos los versos más famosos de Quevedo, los que arrancan suspiros de las damas y lágrimas del salterio. Góngora, Quevedo y Lope, mi corazón no puede decidirse… «Déjame en paz, amor tirano, déjame en paz», contesta Góngora. Y por fin (¡ah!, ¡oh!)

    Desmayarse, atreverse, estar furioso,
    áspero, tierno, liberal, esquivo,
    alentado, mortal, difunto, vivo,
    leal, traidor, cobarde y animoso;

    no hallar fuera del bien centro y reposo,
    mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
    enojado, valiente, fugitivo,
    satisfecho, ofendido, receloso;

    huir el rostro al claro desengaño,
    beber veneno por licor süave,
    olvidar el provecho, amar el daño;

    creer que un cielo en un infierno cabe,
    dar la vida y el alma a un desengaño;
    esto es amor, quien lo probó lo sabe.

    …termina el Fénix de los Ingenios.

    Desatáis mi pedantería, Don Juan, así no gano estrellas…

  42. Don Juan Tenorio dice:

    Pasaron ya los días de la ira (no de la vuestra, cierto es)
    Siete, con sus noches de silencio invertebrado…
    Se abren los cielos (¡por fin!) y resurgen de las cenizas pensamientos amordazados.
    Convalecencia y sueño calderoniano ha vivido este don Juan que aún os sigue y os lee (mal que le pese este nuevo sistema “contra-natura-cronológica”).
    ¡Ah! ¡Cuán burlado ha de sentirse el viejo Cronos! Y yo con él, ¡pardiez! En fin, “compongamos el gesto y salga la mueca por donde pueda”.
    Desempolvo mi capa, alzo un poco mi sombrero y envaino mi espada. Sabed que ni me reencarno ni me tranformo: me “quijotizo”. Como diría nuestro Quevedo: “polvo seré, mas polvo enamorado”. Intermitente, quizá, pero presente y fiel. Perdonad el desvarío, Dies Irae. Demasiadas horas ha que vivo entre mis propias letras.
    Mil saludos sabatinos.

  43. Dies Irae dice:

    Muchísimas gracias, Siempreviva, por tus palabras. Cuando quieras te vienes con el gato (vivo, porfa) y me cuentas cuentos de física, que a mí se me ha dado siempre fatal. Un besico.

  44. Dies Irae dice:

    Ya sabes que mi casa es tu casa, Asesino. Y aunque el queso no sea tan tan bueno (o tan conocido, que hay quesos muy ricos también por aquí), algo de comer y beber encontraremos.
    Pues sí, ya tengo mi comentario y, con ese subidón que dan las dos palabritas mágicas (pese a las tres anteriores), mi ego por las nubes, al punto de dedicarle extensa e inútil respuesta, me temo. Con poema incluido, en inglés para más inri.
    Pero bueno, a la cuchipandi: ¿Te nos vas un mes de vacaciones? Qué suerte tienen algunos… y qué vacía la vieja bodega, por más que dejes el Belén puesto. Yo ya tendré tiempo de hacerlo, ahora estoy más ocupada aprendiendo qué se puede hacer con el facebook sin saltarse las reglas. ¿Algún alma caritativa podría poner un ejemplo práctico? Aunque sea muy robótico: «Llamando, Dies Irae, llamando, piiiip.» Y yo acudo y veo si me sirve. Y así dejamos de molestar con el chat, ¿no?

    Hala, besicos.

  45. El asesino de Morfeo dice:

    Se me había olvidado comentarte que tu misma has encontrado un nuevo seudónimo para la próxima vez: la Condesa descalza, me parece precioso.
    Por cierto, voy a preguntarle al Abuelo si me deja usar a mi el del Primo bizco del Dalai Lama…me tiene enamorado.

  46. El asesino de Morfeo dice:

    ¡Hala, ya tienes el comentario de Hóskar! y tu ego de desocupada, tan orondo. Te escribo aquí porque en casa no hay manera. Horas y horas buscando los últimos comentarios; ni puerta de atrás ni nada…¡Cachis, nos tienen a su merced!
    Como yo también estoy desocupado, ya ha puesto mi belén (es que, dentro de unos días me marcho y volveré para las fiestas); no quiero que me pille el toro sin poner mi mula y mi buey. Lo siento por el Santo Padre, que vive en Roma y diciendo chorradas…¡Anda que no hay cosas importantes de las que tendría que ocuparse ese señor! por ejemplo, que dejaran de bombardearse los unos a los otros en los territorios que, torpemente, reproduce mi maqueta. Pero nada, el a lo suyo, en su palacio de cristal. Verás cómo nos mosqueemos y empecemos a tirar del hilo de las falsedades históricas…¡Que empiece a temblar la banca del Vaticano!
    Un beso y, ya sabes, cuando quieras perdemos un poco más de tiempo colonizando los comentarios.

  47. Siempreviva dice:

    Opino que tu relato, lamentablemente de gran actualidad, está muy bien narrado. Me parece muy visual, con los personajes muy bien dibujados.

    Suerte

  48. Dies Irae dice:

    ¡Qué a punto, justo cuando acababa de limpiar las lámparas de lágrimas!

    Venga, Hóskar-wild… ya era fan tuya antes de verte back, cuando me regalaste (y sin tener que suplicarte) esto:
    «HOSKAR WILD dice: Huele, en efecto, a bosque, a noche, a humedad, a soledad compartida…
    Mucha suerte.»
    Claro que, entonces, fui una buena niña, calladita y modosa, más de tu gusto, entiendo. En fin… Lo estoy pasando mejor este año, con el teatro en prosa o verso, conociendo un poquito más a algunas personas que comparten esta afición por las letras, y dando mi opinión sobre lo que me gusta y lo que no. Como cualquiera puede hacer. Como tú mismo haces… con tu inimitable estilo.
    Haciendo algún enemigo, quizá, y amigos, sí… ¿Por qué te molesta? O… ¿qué es, exactamente, lo que te molesta? ¿Que se responda al comentario, que se intercambien opiniones, que lleguemos a comprender mejor lo que escribimos o lo que leemos? ¿Que aprendamos?
    Tus comentarios, Hóskar, eran y siguen siendo, en mi opinión, mayoritariamente acertados, tanto cuando alaban como cuando, con tu ironía, critican. Si sólo te interesa el argumento y no la herramienta, está bien. Es un punto de vista interesante y se agradece. ¿Qué tiene de malo que algunos entramos también en otros aspectos de la escritura? Es lo que es esto, un certamen de narrativa, no sólo de ideas.

    En fin, seguramente mis palabras caerán en el vacío, porque tú mismo eliges ser el convidado de piedra (no creo que seas ninguna china en el zapato, y lo de aprendiz… seguro que hay algo en lo que no lo eres, pues lo demuestras día a día). Créeme cuando te digo que lo siento, pues es obvio que se podrían tener buenas charlas contigo sobre literatura -y alguna cosa más-. ¿No habrá manera? Qué lástima… la comida se quedó sin tocar, en sus fuentes de plata; las copas llenas, sin huellas de labios; Hóskar-wild was back and now he is gone with the wind…

    LA FUITE DE LA LUNE

    O outer senses there is peace,
    A dreamy peace on either hand,
    Deep silence in the shadowy land,
    Deep silence where the shadows cease.

    Save for a cry that echoes shrill
    From some lone bird disconsolate;
    A corncrake calling to its mate;
    The answer from the misty hill.

    And suddenly the moon withdraws
    Her sickle from the lightening skies,
    And to her sombre cavern flies,
    Wrapped in a veil of yellow gauze.

    Oscar Wilde.

    Besico, y hasta siempre.

  49. Hóskar-wild is back dice:

    Engordaré con estas palabras el chat. Alimentaré a sabiendas el ego de los desocupados. Disimularé ante la pandilla de amigos que colonizan los comentarios. Pasaba por aquí, el de siempre, el convidado de piedra, la china en el zapato, el aprendiz de casi todo. Pese a todo, buena historia. Suerte.

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