Jugamos
a amarnos
hasta rompernos.
A cambiar nuestras
camisas y
nuestra saliva
(también nuestras
posturas).
Jugamos a
inventar un mundo
donde podríamos
vivir juntos
(¿qué tal seis
meses en
mis sueños y
otros seis en
los tuyos?).
Jugamos también
—que no me olvide—
a llorar de amor
mientras nos
abrazábamos tan fuerte
que crujían
nuestros huesos.
Jugamos
a comprarnos
regalos y
futuro;
a compartir
nuestros hijos
(algunos más que
otros)
y a besarnos
en los semáforos
como si fuéramos
adolescentes que
que se quieren
gastar las
bocas.
Jugamos,
pero sólo yo
jugué en serio,
aunque la
partida
(y de eso
estoy segura)
la hayas
perdido
tú.
(Diario de un desembarco de Huerga y Fierro).
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora