81-Réquien Por Nadia
– Oremos. En el nombre del padre, del hijo… – Mientras los presentes se ponían en pie, en los primeros bancos se sucedían desgarradoras imágenes de dolor e incredulidad por Eva.
– Oremos. En el nombre del padre, del hijo… – Mientras los presentes se ponían en pie, en los primeros bancos se sucedían desgarradoras imágenes de dolor e incredulidad por Eva.
La primera vez que Juana vio a aquel hombre, pensó que no lo dejaría escapar por nada del mundo. Sería suyo, lo tenía decidido.
Eras la persona más frágil que había visto en mi vida, agazapado bajo las escaleras, con tus ojos resaltados en negro, con tu cuerpo resquebrajado como un cristal hecho añicos, apenas vestido y con aquellas alas oscuras que llevabas a la espalda, como si vinieras de una representación teatral de la que te hubieran echado a patadas sin tiempo para poder cambiarte.
El pelo largo con flequillo me cubre un poco el rostro, aún así me siento algo incómoda aquí en mitad de la calle expuesta a todas las miradas.
Michelle sostuvo el cigarrillo con elegancia y le dio dos caladas. Al contraluz de la tarde, su silueta era un trazo gris que alguien habitó.
Me encontraba sentado en mi sillón favorito leyendo un libro que demandaba mucho esfuerzo cuando un ángel abrió la puerta ventana y entró al living.