¿Qué quieren que hiciera?, ¿resignarme a ese incordio de por vida?, ¿disolverme entre la amansada muchedumbre sin apelar al ímpetu de la condición humana? Les repito que no era ocasional, que era cons-tan-te, ¡que apenas podía oírme cavilación alguna!, de ahí el “estruendo luciferino” (como […]