CUARZOS
–¡Hoy cojeo del alma
–¡No se dice! – me espetas.
–¡Salto de alegría!
–No se debe, no se puede.
–Me ahoga la tristeza.
–Pues cógete un salvavidas.
–Te vas a quedar de piedra
porque eso es lo que haré.
Lanzaré al vuelo mis palabras más preciadas,
y si no vuelven ¿qué? Yo tengo una cantera
de cuarzos traslúcidos en la mirada,
y una espiral rosa que marca mi corazón.
Te seguiré no para alcanzarte
sino para saber que vas bien encaminado
y que la amargura todavía no ha podido
ni contigo ni con quien vaya a tu lado.
Dorotea Fulde Benke