EL ALMA
Que nadie se extrañe si al hablar del alma,
sucumbe el misterio tan ruin del pecado,
atributo innoble que todos tenemos,
que todos sabemos, que todos llevamos.
*
Que nadie se jacte en su prepotencia,
ningún juez cuestione lo bueno ó lo malo,
ningún ser que exista tenga el privilegio
de ofender con saña a otro ser humano.
*
Todo un sentimiento de ilusiones viles
cruzan nuestras mentes con placeres vanos;
el hombre es tan débil frente a la codicia,
ante la riqueza ó el poder pagano,
que pronto se olvida de cuidar su alma,
despertando envidias, rencores y agravios.
*
¿Quién tiene el derecho de quitar la vida,
de comprar sonrisas, de fingir halagos?
¿Quién tiene el derecho de incumplir las leyes
cambiando sus formas sin ningún reparo?
*
De cubrir de llanto la paz y el cariño,
de negar sustento de pan, de trabajo,
de sembrar el miedo, la ignorancia, el odio,
por asegurarse un lugar más alto.
*
¡No imitéis el gesto de las avestruces
mirando impasibles a los marginados!
¡No dejéis que el mundo en su indiferencia,
duerma en un olvido de labios callados!
*
Que el llanto de un niño no gima por hambre
cuando el vicio infame moje nuestros labios;
que el dolor no apriete como mal remedio
por no dar apoyo, consuelo y amparo.
*
No hay lucero vivo que alumbre el camino
de donde venimos y a donde nos vamos;
solo el alma tiene razones ocultas,
porque de esta tierra nada nos llevamos.
*
El alma no muere, el alma es eterna,
es luz en el cielo que alumbra su espacio;
la vida es tan frágil que el tiempo la olvida,
como borra el viento las hojas de un árbol.
Autor: Juan A. Galisteo Luque
Fragmento del poema ¡Grandes!
Premio Blas Infante 2002 (Cornellá) Barna.
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