El ciudadano indefenso. Por Antonio Pérez Henares

El ciudadano indefenso.

ciudadano indefenso

 

Si a usted o a mí se nos ocurre atravesar un coche en mitad de una carretera, llevarnos por delante la barrera de un peaje, echar un árbol a la vía del tren o hacer una fogata en la calle con las sillas de una terraza y los contenedores de la basura, robar una tele de plasma o simplemente aparcar mal nos cae encima la policía primero y luego la ley. Usted y yo somos ciudadanos normales como decenas de millones de españoles y tenemos encima, a veces muy pesadamente, toda una enorme cantidad de normas que no nos podemos saltar y si lo hacemos nos crujen. Pero está viniendo a pasar que si usted y yo nos hacemos separatistas catalanes resulta que podemos hacer todas esas cosas y no solo no nos sucederá nada sino que además nos colmarán de epítetos elogiosos en las tertulias de las televisiones españoles y categoría de héroes en la catalana. Incluso aunque nos pillen fabricando bombas, tendremos el marchamo de amorosos pacifistas.

En la claudicación sistemática de la ley, el estado y la igualdad de todos ante el binomio izquierdismo-independentismo y el AGITPROP mediático, que a partir de ahora va a alcanzar proporciones delirantes y puede que irreversibles, la sensación de la gente de a pie no puede ser otra, pues es simplemente la realidad, que el sentimiento de indefensión, de agravio y de desprecio total. El ciudadano que ejerce como tal ve cada día pisoteados sus derechos y comprueba como se permite y hasta se jalea y se pacta con aquel que se los pisotea. Porque ya no solo va la cosa de que unos puedan violar cualquier norma, sino que pueden hacerlo, además, acogotando y pisoteando los derechos de todos los demás. El privilegio y la impunidad a un lado. En el otro los ciudadanos inermes y a merced del otro.
Durante las noches de extrema violencia en Barcelona, esas imágenes, que en la operación blanqueo en que estamos han desaparecido de la hemeroteca de las televisiones a la velocidad que las solemnes negaciones y promesas de Sánchez, permitían reconocer, identificar y llevar ante la justicia a centenares de individuos en plena comisión de delitos. Desde la agresión a los cuerpos policiales, el destrozo de la ciudad, el incendio de bienes públicos y privados hasta el robo y saqueo de establecimientos como colofón del paisaje todo está ahí. Pero en que lo hayamos visto da la impresión de que es en lo que se va a quedar.
¿Se va a proceder en algún momento a la identificación de todos ellos? Pues según me consta por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad desde luego que sí, que en ello han estado y están, pero de ahí a que se proceda judicialmente contra ellos, que se comience a detenerles, encausarles y juzgarles, eso ya va a ser harina de otro costal. Por el momento voluntad política desde luego no hay. Ninguna en la presidencia de la Generalitat , inductores de esos mismos delitos, pero ahora tampoco, si es que alguna vez hubo alguna de verdad en el propio gobierno de España que para pasar de estar en funciones esta en posición oferente ante el separatismo. Si ya de entrada Sánchez se ha desdicho de inmediato su promesa estrella en el debate electoral, volver a convertir en delito lo que Zapatero eliminó, el convocar un referéndum ilegal, estas cosas son ya calderilla de tirar. En resumen, la rendición del Estado y la dejación del primer deber de un Gobierno, el de defender los derechos de sus ciudadanos. Y no tengan dudas, mañana más. Mucho más.

Antonio Pérez Henares

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