La Identidad
Frente al tema intenso de la Identidad, el planteamiento de varias preguntas se nos hace totalmente asumible y hasta obligatorio: ¿Quiénes somos?. ¿Qué nos identifica?. ¿Hasta qué punto nos condiciona la visión personal (dispar o no) que tiene el otro de nosotros mismos?. ¿En qué medida somos lo que creemos ser o lo que los demás piensan de nosotros que somos?.
En primer lugar podríamos abordar la idea de que los actos nos definen, tanto o más como los pensamientos o las palabras que expresamos. Como sujetos que interactuamos con el medio, al ser – más allá del yo condicionante o condicionado -, partícipes de una comunidad, nos expresamos siempre en relación al otro con la definición de un acto propio, una vez que hemos aprehendido e interiorizado las reglas y normas de comportamiento consustanciales con el método de aprendizaje social. Aquel que educa, cuida, protege y mima a sus hijos será considerado como un buen padre. Aquel que se adueña ilícitamente de una propiedad, no dejará de ser un ladrón y un matón siempre será un asesino.
En segundo término la pregunta precisa sería también, ¿y si el buen padre no se considera a sí mismo como tal?. ¿Y si ni el ladrón cree en gran medida que lo es y el asesino está convencido de su inocencia?. Aquí es donde se diluye como una gota de lluvia el concepto de identidad. El reconocimiento personal y unívoco del yo sujeto depende entonces de la construcción interiorizada que una persona ha hecho de sí misma. Poco importa el nosotros o el otro. La visión del «yo» pasa a ser consustancial con uno mismo aunque haya que recalcar que las tres situaciones anteriores no afectan a las interacciones del medio de igual forma ni en iguales condiciones. El «buen» padre podrá seguir con su vida, creyendo o no que lo es, pero en cuanto al ladrón y al asesino, ambos deberán rendir cuentas a la Justicia y no precisamente honoríficas.
Sea como fuere, y como sentenciaba el escritor Julio Cortázar, hagamos de la identidad, un ejercicio profundo puesto que no hay nada más perverso que perderla.
USUE MENDAZA